2 premios Nobels Femeninos de Literatura: Louise Glück (2020) y Annie Ernaux (2022)
12 de octubre de 2022 (18:44 h.)
Ángel Díaz Arenas
El que escribe estas líneas sin ser propiamente él un poeta sí se ocupa de dicho género, de modo que entre otros de sus libros existe el siguiente
,
así que cuando Jaime Siles habló de la primera de las galardonadas, aprovechó la ocasión para redactar su
I UN PRIMER PREMIO NOBEL FEMENINO
DE LITERATURA
Louise Glück gana el Nobel de Literatura 2020
Galardón sobre el que Jaime Siles escribe en su “Louise Glück, el lenguaje de la fe: «Una de las claves implícitas de su poética es que “en nuestro mundo/ hay siempre algo escondido” que el poema ayuda a desvelar-La poeta Louise Glück gana el Nobel de Literatura 2020»“1: “El universo lírico de Louise Elisabeth Glück (Nueva York, 1943) tiene cierta afinidad con el de las desleídas y disueltas acuarelas de flores de la O’Keffee [Georgia O’Keeffe (Sun Prairie, 15 de noviembre de 1887 - Santa Fe, 6 de marzo de 1986) es conocida por sus paisajes y pinturas de flores del desierto. Sus cuadros de flores se interpretan a menudo como yónicos (ioni significa ‘útero’, ‘vagina’, ‘vulva’ o ‘vientre’) y toma el sentido de ‘fuente de vida’.
Por ello sus flores son símbolos de fertilidad y vida], con cuyas intimidades líricas posee un parecido natural; veamos: Su clásico uso del apóstrofe logra que el discurso no transcurra fuera sino dentro del lector. Lo que vuelve del olvido constituye la base de su voz. Y su fondo son «sombras azules / y profundas en celeste aguamarina» que ofrecen el espectáculo de un texto que procede por planos de escritura que funcionan no como instancias sino como movimientos y en los que el análisis de los mismos es consecuencia de una precisa síntesis entre inteligencia y percepción.
Su desarrollo no viene dado en el final sino insinuado y concluido casi en su principio, como si fuera «una imagen de la parte, y no de la totalidad». La palabra fluye desde el yo como un líquido en el que tomara cuerpo la conciencia y cuyo protagonista máximo no fuera otro que la luz que va iluminando la materia y que, al hacerlo, la libera de todo lo que la historia ha ido poniendo encima de las cosas y que se interpone entre ellas y nosotros como una oscuridad.
Louise Glück practica, pues, una especie de desvelamiento que nos obliga a hundirnos «en la oscuridad y la luz al mismo tiempo» y que genera una vivencia de la indeterminación muy próxima a uno de los principios de la física moderna, pero también a ese neokantianismo estético que inspiró tanto la pintura cubista como la poesía pura, aunque hay que decir que ésta no lo es. A lo que sí se aproxima, y mucho, es a las formulaciones de la ascética. Una de las claves implícitas de su poética es que «en nuestro mundo/ hay siempre algo escondido» que el poema ayuda a desvelar. Su punto de ignición es la sorpresa, pero ésta no surge del lenguaje sino de la observación de la realidad. Por eso se sitúa en «el instante en que nada es pasado todavía», aunque el punto inmóvil que esta escritura busca no es el eliotiano [es decir, Il correlativo oggettivo è un concetto poetico elaborato nel 1919 da Thomas Stearns Eliot (Saint Louis, 26 settembre 1888–Londra, 4 gennaio 1965), che lo definì come: «una serie di oggetti, una situazione, una catena di eventi pronta a trasformarsi nella formula di un'emozione particolare»], sino otro que algunas veces se puede identificar con el vacío, aunque el vacío aquí tiene siempre algo detrás.
Por su libro «Ararat» desfila un sinfín de íntimos fantasmas: padres, hermanos, tíos, hijos, sobrinos, casas, pueblos y sitios con los que el yo establece un diálogo, más objetivo que cordial. Libro más aristotélico que platónico, su tema no es otro que el amor o -mejor- las formas del amor con su inagotable catálogo de múltiples variantes. Eso y el misterio que acompaña a toda relación y a las heridas que inevitablemente el trato siempre causa: «argumento significa historia de amor». Uno de sus poemas-clave es «Viudas», en el que puede verse un modo poco usual de feminismo y un tratamiento en profundidad de este estado civil de la mujer. Pero ya he dicho que este libro participa del espíritu griego y, por eso, no duda en introducir en él a las Furias, que son aquí no tanto un trasfondo como un componente. La figura de la madre o de la hermana muerta, el imán del afecto perdido o las limitaciones y angustias del hablante conforman un magma que hace que una herida en el corazón lo sea también en la mente, y que, en su lectura, sintamos piedad de nosotros mismos. No hay aquí catarsis sino la sensación de un constante e inútil sufrimiento que el poema transmita. Poesía de dureza moral, no oculta las cosas, sino que las deja reducidas a la más cruda desnudez de su verdad, que es lo que constituye su materia poética. Podría, pues, hablarse de cierto realismo, en el que la objetividad de la visión deja fuera el lenguaje de las emociones y en el que la persona poemática se comporta con la frialdad de un sociólogo. Incluso podría decirse que ciertas zonas de su escritura son menos poéticas que sociológicas, porque lo que algunos de sus poemas critican e interpretan son las disfunciones de su cultura y de su sociedad. Esta es la parte más trágicamente griega de su obra, pero también la más genuinamente americana. Estamos, pues, ante una poesía realmente moderna por su lenguaje hablado y, más que por sus tonos, por lo que podríamos llamar «su entonación», que es lo que permite identificar la compleja sencillez de su técnica, consistente en focalizaciones instantáneas. El conocimiento que transmite es saber que la muerte no tiene contrapunto ni armonía ni intérpretes; que «amar la forma es amar los finales»; y que «una lengua muere porque -o cuando- no necesita ser hablada». Lo que en esta escritura nos subyuga es la calidad de un lenguaje poético que parece no serlo y el haber sabido encontrar en su habla de mujer los rasgos opcionales de su eficiente lenguaje poético. En «Averno», el texto que da título al libro supone una mirada sobre todo aquello de lo que uno se despide y que quiere de alguna forma conservar porque el tiempo sin memoria carece de sentido. Para Louise Glück la poesía es un modo de conocimiento más que un sistema de expresión. La dialéctica que lo rige es la de un tiempo rescatado que funciona «como un pulso/ entre el cambio y la inmovilidad», al que no escapa su vida amorosa, convertida aquí en objeto de meditación. Las siete edades recorren la vida de su autora. Concebido como vida en hipótesis, este libro indaga en lo que ella misma llama un «lenguaje de la fe» que le permite regresar no a un tiempo dado, sino a un deseo sentido”. Escrito que complementamos con las justas palabras que escribe e ilustra Juan Carlos Delgado en su “La poeta Louise Glück gana el Nobel de Literatura 2020: La autora estadounidense, que no estaba en las quinielas de este año, ha sido galardonada «por su inconfundible voz poética que con austera belleza hace universal la existencia individual»-Tres poemas para conocer a Louise Glück, premio Nobel de Literatura 2020“2, texto en el que confiesa: «La poeta estadounidense Louise Glück ha ganado el premio Nobel de Literatura 2020, según acaba de dar a conocer el secretario de la Academia Sueca, Mats Malm (*1964), desde la sede de la institución en Estocolmo. Glück, que no estaba en las quinielas de este año, ha sido galardonada “por su inconfundible voz poética que con austera belleza hace universal la existencia individual”, según el fallo de la institución. Nacida en Nueva York el 22 de abril de 1943, Glück se graduó en 1961 en la Hewlett High School neoyorquina, y luego asistió al Sarah Lawrence College y a la Universidad de Columbia. El Nobel de Literatura viene a coronar una larga y reconocida trayectoria, que comenzó a finales de la década de los sesenta con la publicación, en 1968, de su primer libro, “First born” que fue reconocido con el Academy of American Poet‘s Prize. Desde entonces, ha publicado doce colecciones de poesía, todas ellas caracterizadas por la búsqueda de claridad. La infancia y la vida familiar, la estrecha relación entre padres e hijos, y entre hermanos, son los temas centrales de su obra. La autora estadounidense es una de las figuras más relevantes de la poesía contemporánea norteamericana, con títulos tan importantes como “Ararat”, “Averno”, “El iris salvaje”, “Las siete edades” “Praderas”, “Una vida de pueblo”o “Vita nova” todos ellos publicados en España por la editorial Pre-Textos. En sus poemas, el yo escucha lo que queda de sus sueños e ilusiones, y nadie es más duro que ella a la hora de confrontar las ilusiones del yo. Pero, aunque nunca negaría la importancia del trasfondo autobiográfico en su obra, no debe ser considerada una poeta confesional. Como bien destaca la Academia Sueca en su fallo (elección: personal), es una autora que busca lo universal, y para ello se inspira en los mitos y motivos clásicos, presentes en la mayoría de sus libros. “En la obra de Glück, las voces de Dido, Perséfone y Eurídice -los abandonados, los castigados, los traicionados- son máscaras de un yo en transformación, tan personal como universalmente válido”, destaca Anders Olsson (*1949), jefe del Comité Nobel. En ese sentido, la crítica coincide en señalar a “Averno” (2006) como una de sus obras más significativas. Se trata de una antología poética “magistral”, en la que plasma una interpretación visionaria del mito del descenso a los infiernos de Perséfone, cautiva del dios Hades. Con “El triunfo de Aquiles” (1985), por el que logró el National Book Critics Circle Award, y “Ararat” (1990), Glück empezó a tener un grupo cada vez más fiel y numeroso de lectores, tanto en Estados Unidos como fuera de su país de origen.
En “Ararat” se unen tres características que, posteriormente, se repetirán en su escritura: el tema de la vida familiar, la inteligencia austera y un refinado sentido de la composición que marca el libro como un todo. En sus ensayos, Glück cita el tono urgente de T. S. Eliot, el arte de la escucha interior de John Keats o el silencio voluntario de George Oppen, lo cual revela mucho de su propia poesía. Pero, sin duda, Emily Dickinson es la poeta con la que más nexos presenta, por su severidad y falta de voluntad para aceptar simples principios de fe. “Para mí es tan obvio que escribir poesía es lo más milagroso que se puede hacer que tengo que recordarme a mí misma que no todo el mundo en el mundo quiere ser poeta. Mucha gente no está ni remotamente interesada en la poesía, pero para mí está tan claro que, por supuesto, es lo que quiero hacer...”.
Así concibe ella la poesía, según explicó en un vídeo a Poets.org. Louise Glück (Video: Louise Gluck on Being a Poet). Como autora, no sólo está comprometida con los errores y las condiciones cambiantes de la vida, sino que también es una poeta del cambio radical y el renacimiento, donde el salto adelante se da desde un profundo sentimiento de pérdida. En una de sus colecciones más elogiadas, “El iris salvaje” (1992), por la que recibió el premio Pulitzer, describe el milagroso regreso de la vida después del invierno, lo que realiza en breve y sencillo poema soneteado (14 versos) “Campanillas de invierno” (versión castellana de Adrián Viéitez)3:
¿Sabes lo que yo era entonces, cómo vivía? Conoces
la desesperación; de este modo
el invierno debería significar algo para ti.
No esperaba sobrevivir
a la opresión de la tierra. No esperaba
despertar otra vez, sentir
mi cuerpo sobre tierra húmeda,
capaz de responder de nuevo, recordando,
tras tanto tiempo, cómo volver a abrirme
en la fría luz
de la más temprana primavera—
asustada, sí, ma(á)s de vuelta contigo
llorando sí riesgo felicidad
en mitad del crudo viento del nuevo mundo».
Crudo viento del nuevo mundo que nos conduce directamente a
II UN SEGUNDO PREMIO NOBEL FEMENINO
DE LITERATURA
Annie Ernaux gana el Nobel de Literatura 2022
Sobre el Premio Nobel de literatura del 2022 escriben ÁLEX VICENTE/MARC BASSETS bajo el título “PREMIO NOBEL DE LITERATURA: «La escritora francesa Annie Ernaux gana el Premio Nobel de Literatura 2022. La Academia Sueca concede el máximo galardón literario a uno de los grandes exponentes de la autoficción europea, autora de una obra situada entre la narrativa y la sociología, el feminismo y el compromiso social»”4, texto que en parte informa: «La escritora francesa Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 1 de septiembre de 1940: 82 años) ha ganado este jueves el Premio Nobel de Literatura, dotado con 10 millones de coronas suecas (más de 920.000 euros). “Lo considero un gran honor y al mismo tiempo una gran responsabilidad, una responsabilidad que se me otorga con el premio.
Es decir, de manifestar una forma de equidad, de justicia, en relación con el mundo”, dijo la ganadora a la televisión sueca SVT en sus primeras declaraciones tras conocer la noticia. El galardón le fue concedido “por la valentía y la precisión clínica con la que desvela las raíces, los extrañamientos y las trabas colectivas a la memoria personal”, según argumentó el comité del premio. Esa justificación parece salida de la boca de la propia Ernaux, que cree que la literatura debe funcionar “como un cuchillo”. La autora escribe con el bisturí en la mano, siempre dispuesta a tocar el hueso, a llegar “hasta el fondo de una determinada verdad”. El resultado ha sido una obra minuciosamente elaborada a lo largo de las últimas cinco décadas y situada a medio camino entre la narrativa y las ciencias humanas, donde la historia y la sociología cuentan tanto como el recuerdo individual. Ernaux está convencida de que es imposible disociar ambas cosas. Se dirá que este es el primer Nobel que premia la autoficción, un subgénero que ella ha alimentado más que nadie. Para esta escritora, la primera persona es un contenedor vacío que utiliza para recoger una experiencia ampliamente compartida. “El yo es solo un lugar y no la expresión de una persona”, afirmaba en el 2019 en su domicilio de Cergy-Pontoise, a unos 40 kilómetros de París, una de esas villes nouvelles que Pompidou levantó de la nada para aliviar la concentración urbana en la capital. Un sitio sin historia, peculiar elección para una escritora obsesionada por la memoria, en el que ella vive sola, en una casita con jardín decorada al estilo british y situada en una zona residencial un tanto aislada. “Sé que parece una contradicción, pero esta urbe sin pasado era el único lugar donde me sentía bien. Las ciudades históricas me recuerdan a una larga tradición de exclusión social. Aquí podía vivir sin sentirme sometida a ese determinismo”, explica la autora. La noción de traición social respecto a sus orígenes humildes, de lo que ella define como un transfuguismo de clase, atraviesa la trayectoria de esta hija de modestos tenderos de un pueblo de Normandía, que vendían patatas para que ella “pudiera sentarse en un anfiteatro universitario para escuchar hablar de Platón”, como dejó escrito en Una mujer (1988). Ernaux se sitúa en la extrema izquierda, ha apoyado al líder antiliberal Jean-Luc Mélenchon y el combate de los chalecos amarillos. En 2019, cuando invadieron las rotondas francesas, no condenó su violencia. Quienes no eran capaces de entenderla, dijo, era porque “nunca han sentido la necesidad de destrozarlo todo, nunca han experimentado ese sentimiento de injusticia”. Sus paisajes —las ciudades residenciales del extrarradio lejano de París, los trenes de cercanías que llevan a los trabajadores precarios a la gran ciudad, las superficies comerciales impersonales, los pequeños pueblos en declive de su región natal— son los paisajes de la Francia de los desfavorecidos, la Francia periférica. En su país, la escritora ha creado escuela, con autores de generaciones posteriores como Emmanuel Carrère, Nicolas Mathieu o Édouard Louis reconociéndose como discípulos suyos. Ella temía este momento, según confesó en junio al diario belga Le Soir. La autora de Los años (2008) se imaginaba que, de recibir el Nobel, se sentiría triste. “Me sentiría atrapada entre el deseo de decir no, no lo quiero, como Jean-Paul Sartre, y otro de poder decir cosas como hizo Albert Camus”. Y se preguntaba: “¿Qué sentido tendría recibir el Nobel de Literatura? Hay una parte de azar, también. Si mira la lista de los Nobel, hay muchos escritores que no han dejado una obra imperecedera. Lo que obtiene el laureado de un premio Nobel es a la vez mucho dinero y también una forma de intocabilidad. Todo esto me parece malsano. He llegado a un punto en que temo de nuevo el mes de octubre. ¡Espero que sea tranquilo el de este año, y todos los siguientes!”. El presidente de la República, Emmanuel Macron, celebró el galardón con un mensaje en Twitter: “Annie Ernaux escribe, desde hace 50 años, la novela de la memoria colectiva e íntima de nuestro país. Su voz es la de la libertad de las mujeres y de los olvidados del siglo. Une con esta consagración el gran círculo del Nobel de nuestra literatura francesa”. El premio puede interpretarse como un reconocimiento de la vitalidad de las letras francesas... Y este Nobel consagra definitivamente a una autora que, hasta hace solo un par de décadas era prácticamente una paria de las letras francesas, como ella misma admitía. Su reflejo literario de la experiencia femenina provocó que se la arrinconara como una escritora menor y un tanto sensacionalista, por no rehuir aspectos como su aborto clandestino en los sesenta [tanto en su primera novela, Los armarios vacíos, como en El acontecimiento, (Barcelona, 2019), 119 páginas. TusQuets Editores], tema sobre el que escribe “Nada más bajarme de la camilla, con mi gran jersey cubriéndome los muslos, el ginecólogo me dijo que estaba embarazada. Lo que yo creía que era una enfermedad de estómago eran náuseas. Me prescribió unas inyecciones para que me bajara la regla, pero me pareció que ni él mismo estaba seguro de que fueran a hacer efecto. Ya en el umbral de la puerta me dijo sonriendo jovialmente «los hijos del amor son siempre los más guapos». Me pareció una frase espantosa”, “Evento che è più terrificante non è un racconto cruento o violento dell’esperienza dell’aborto, ma la continua deumanizzazione/deshumanización cui è sottoposta la protagonista: tutti la trattano con distacco, la giudicano in silenzio e a volte ad alta voce. Lei cerca risposte nei romanzi, dove però nessuno spiega mai, in concreto, come si abortisce. La vita e la gravidanza della protagonista vanno avanti, senza un’apparente via d’uscita”. Reseña del libro de Annie Ernaux, El acontecimiento, sobre el que redacta Natalia Enríquez en su “Annie Ernaux relata un acontecimiento para todas”5, lo siguiente: «Me gusta pensar y reseñar los libros que me resultan no solamente piezas preciosas de la literatura, sino que son fundamentales para la vida. Entonces, este no es un libro ni una historia, en cada relectura, en donde quiera que se lo abra es sobre todo la materialización del grito de miles de mujeres.
Un grito desesperado que Annie Ernaux logra contarlo en la forma del recuerdo, vaporosa, específica incluso, rodeada de neblina y silencios. Así es El acontecimiento. Una escritura sin expectativa ni pretensión, de un corte quirúrgico que podría ser el tono más notorio de la voz de Annie Ernaux, quien sostiene la historia de su aborto con un aliento gélido que quema. Vuelve sobre su experiencia y recuerda con la frescura de los años universitarios el miedo, la inseguridad y la soledad de una mujer a la que en esas condiciones todo el mundo le da la espalda, incluida ella misma. “Volví andando a la residencia, en la agenda aparece escrito «estoy embarazada, es horrible»”. Desde el yo, desde la escritura de corte autobiográfico, recabada en su diario y en su recuerdo, logra trascender hacia una realidad común, universal, política, potente, íntima y pública; como suelen ser los temas de las mujeres, que son transversales a las problemáticas sociales y que todo lo trastocan a su paso. Así es como la autora documenta su vida y, a su vez, en ese gesto y través de ello condensa el mundo en unas hojas. El acontecimiento permite algunas lecturas porque a pesar de su estructura fragmentada, poética y ensayística, teje con un hilo casi invisible los detalles de una sociedad que desde todos sus frentes deslegitima a la mujer construyendo los discursos que etiquetan lo femenino. El peso del imperativo moral de la negación del deseo femenino, en cualquier aspecto; el edulcorado discurso médico; lo afectivo, las relaciones sociales, los referentes culturales. Cada línea sentencia desde la realidad, cada silencio y palabra no dicha de la autora construye su texto, su historia, la de todas. Repetimos parcialmente: “Nada más bajarme de la camilla, ...”
La autora escribió este libro casi después de 40 años de haber vivido la experiencia de su aborto, y la lectora que escribe esto, puede hablar del libro tres años después de leerlo, porque la condición de vulnerabilidad del cuerpo femenino nos atraviesa y nos conmueve. Lástima que Annie Ernaux no haya escrito este libro para el Ecuador donde todavía alguien se escandalizará por publicar asuntos personales, y peor aún donde muchas mujeres seguirán abortando desde la clandestinidad y el silencio. “El hecho de que la forma en la que yo viví la experiencia del aborto, la clandestinidad forme parte del pasado no me parece un motivo válido para que se siga ocultando.
La ley, que casi siempre se considera justa, cae en la paradoja de obligar a las antiguas víctimas a callarse porque «todo aquello se acabó», haciendo que lo que sucedió continúe oculto bajo el mismo silencio de entonces. Pero precisamente porque ya no pesa ninguna prohibición sobre el aborto puedo afrontar…”»
Escrito que hemos cerrado deteniéndonos sobre el texto El acontecimiento debido a una razón curiosa y crucial que pertenece al devenir del destino de este escriba. Siendo así que un servidor estudió en Francia en las Universidades de Burdeos y Ruan en los años 1964-70, tiempos en los que tuvo una amiga-novia muy íntima y por esas cosas que pasan (juventud y deseos de vivir y correr “caminante son tus huellas el camino…”) nos separamos…
Los años han pasado y pasaron y un día recibió un correo que me hablaba de un pasado muy pasado (más de 50 años) y que me recordaba un amor intenso, lejano y muy perdido en el recuerdo y esa mujer quiso encontrarme y vino a visitarme a mi domicilio actual en Múnich y me contó que había estado embrazada de mí dos veces, lo que ahora me razona que la última vez que desee tener una relación sexual con ella se negó llorando… y que se casó (no por amor), sino para tener un hijo cuyo nacimiento limpiara y limpiase esos dos abortos de una pasado y la permitiera recomenzar a vivir de nuevo… y nuevamente conmigo…
Notas
1 Jaime Siles (Valencia, 16 de abril de *1951): “Louise Glück, el lenguaje de la fe: «Una de las claves implícitas de su poética es que “en nuestro mundo/ hay siempre algo escondido” que el poema ayuda a desvelar-La poeta Louise Glück gana el Nobel de Literatura 2020»”, en: ABC. Cultura, (Madrid, 08/10/2020:19:24h).
2 Juan Carlos Delgado (Ciudad de México, *1989): “La poeta Louise Glück gana el Nobel de Literatura 2020: La autora estadounidense, que no estaba en las quinielas de este año, ha sido galardonada «por su inconfundible voz poética que con austera belleza hace universal la existencia individual»-Tres poemas para conocer a Louise Glück, premio Nobel de Literatura 2020“, en: ABC. Cultura, (MADRID, Actualizado: 08/10/2020: 18:52h).
3 Añadimos un artículo en alemán de Christina Horsten: «Die Musik der Gedanken», en: Abendzeitung. Kultur, (Múnich, viernes 8 de octubre de 2020), pág. 27.
4 ÁLEX VICENTE/MARC BASSETS: “PREMIO NOBEL DE LITERATURA: «La escritora francesa Annie Ernaux gana el Premio Nobel de Literatura 2022. La Academia Sueca concede el máximo galardón literario a uno de los grandes exponentes de la autoficción europea, autora de una obra situada entre la narrativa y la sociología, el feminismo y el compromiso social»”, en: El País. Cultura, (Madrid / París, 06 de octubre de 2022 – 13:01 CEST).