Cuando asumí la presidencia insular
de Nueva Canarias en Fuerteventura, siempre tuve claro que, por encima de mis
aspiraciones políticas, se situaban los objetivos electorales de la
Organización.
En 2011 fui candidato a la alcaldía
de Pájara, y el objetivo que nos marcamos por aquel entonces, estaba basado en obtener
representación. En las elecciones locales de 2007, el partido venía de cosechar
el 0,90 por ciento de los votos emitidos, de los cuales solo 54 fueron a parar
a Nueva Canarias. Crecimos en cuatro años el 6,53 por ciento, alcanzando de
esta forma el objetivo fijado.
En 2015 asumí la responsabilidad de
ser candidato a la presidencia del Cabildo por la coalición electoral Nueva
Canarias – Independientes de Fuerteventura. Trabajamos para sentarnos en el
salón de plenos con al menos un acta y lo conseguimos. En 2019, siendo ya elegido candidato
oficial a la presidencia del Cabildo, (pero esta vez junto a Asambleas
Municipales de Fuerteventura), llegó un momento en que renuncié a la candidatura,
ya que la negociación se había estancado y mi intención era desbloquearla.
Finalmente ocupé el número uno en la lista y obtuvimos tres consejeros, que
junto al escaño en el Parlamento de Canarias, alcanzamos las metas electorales
para esos comicios. Aunque he de reconocer que las relaciones con nuestros
socios de coalición electoral no fueron
para nada fáciles.
Una vez terminadas las elecciones,
pude gobernar desde el inicio en un pacto con Coalición Canaria y Partido
Popular, pero esperé (aun a riesgo de no gobernar), a que el presidente de
Nueva Canarias, Román Rodríguez, cerrara y firmara “El pacto de las flores”,
pues cualquier movimiento por mi parte, podría suponer dejar a Nueva Canarias
fuera del Gobierno Autonómico y a él sin la vicepresidencia.
Después de
presentarse el pacto en Tenerife, fue cuando accedí a firmar la moción de
censura, nunca antes, como sí pretendía insistentemente el actual presidente
del Cabildo y miembro del grupo político Nueva Canarias – AMF.
Tras firmar el pacto del Cabildo
majorero, tuve y tengo muy claro que lo que se firma se debe cumplir, y no dudé
un segundo en demostrar con hechos la lealtad y la responsabilidad necesaria
para estar a la altura de lo que merece la Isla. Juntos los compañeros y
compañeras formamos un gobierno fuerte, que se enfrentó con firmeza a una
situación social y económica complicada.
El 22 de diciembre de 2020, mis dos
compañeros de grupo político no acudieron al pleno, yo no lo sabía porque ellos
nunca me dijeron nada. A partir de ahí, tenía claro que nos quedaríamos en
minoría, porque la ausencia de los dos no era casualidad sino una acción
premeditada, llevada a cabo para desbancarnos del gobierno. En lo que a mí respecta,
desde el primer minuto trabajé junto al presidente del Cabildo, Blas Acosta,
para evitar la moción de censura que planeaba sobre nosotros.
El 22 de febrero de 2021, tomé la
decisión de dimitir como presidente del partido en la Isla, porque si en un
principio asumí la petición de Nueva Canarias de ceder mi candidatura a Sergio
Lloret para que optara a la presidencia insular, no lo hice en el momento que
me lo pidió. Tras reflexionar me negué, porque hubiese convertido a Nueva
Canarias en un cooperador necesario para censurar a Blas Acosta.
Y además hubiese
quedado como un traidor a ojos de Fuerteventura, dando así por concluida mi
trayectoria política. Asumí las consecuencias y presenté mi dimisión como
presidente insular del partido a Román Rodríguez.
Como ya es sabido, no hubo moción de
censura, el procedimiento que se abriría entonces sería de elección
presidencial. Ese fue el momento en qué cedí mi candidatura, ya que AMF me
trasladó que la candidata de Coalición Canaria y el candidato del Partido
Popular, no se votarían y sí lo harían por LLoret, lo comprobé previamente y
fue lo que terminó sucediendo.
En mi caso, opté por mantener “El pacto de las
flores” hasta el final, y aun sabiendo que teníamos la votación perdida,
levanté la mano por la candidata socialista, María Jesús de la Cruz Monserrat.
Me sentí muy orgulloso de mantener la palabra dada.
He de decir, que es cierto que tuve
propuestas en firme para incorporarme al nuevo grupo de gobierno, hasta en tres
ocasiones me animaron a formar parte con importantes áreas de responsabilidad,
que me permitirían contar con un mayor presupuesto para gestionar del que dispuse
en el anterior pacto.
Pero preferí estar en la oposición por coherencia
política y lealtad. Lo que sí pedí fue que AMF respetara a la compañera
concejala en Pájara, pues respecto a ella, se había producido un gran
incumplimiento, dejándola prácticamente cinco meses fuera del gobierno
municipal por decisión exclusiva del alcalde. Y no quería que sufriera otro
episodio similar.
Desde el momento de mi dimisión como
presidente insular de Nueva Canarias, le manifesté a mi familia que, una vez
concluidos los procesos de recomposición de los órganos internos de la Organización,
pondría fin a mi militancia en el partido.
En todos estos meses he mantenido
una postura imparcial, sin interferir ni perjudicar de ninguna de las maneras,
y sin tomar decisiones que desviaran la atención de lo que realmente importaba,
que no era otro asunto que la elección de la nueva dirección política en
Fuerteventura.
Desde el 11 de junio del presente año
Matías Peña es el nuevo líder insular del partido. Y hoy, 5 de julio de 2022,
anuncio pública y oficialmente mi marcha de Nueva Canarias.
Antes de proseguir, me gustaría dejar
claro que mi decisión no se debe a la elección de Peña, pues hablé con él en su
momento para explorar su incorporación a la organización.
Me gustaría transmitir que junto a mi
marcha de Nueva Canarias, también he tomado la determinación de dejar el acta
de consejero del Cabildo, renunciando con ello a las retribuciones económicas
que vengo percibiendo como portavoz suplente de Nueva Canarias–AMF en el
Cabildo.
Es cierto que la decisión de dejar el
acta me corresponde exclusivamente. Respeto lo que puedan hacer otras personas
en mi lugar, pero es que el acta, aunque yo la ostente, siento que no es de mi
exclusiva propiedad aunque lo diga una Ley. Pertenece también a todos los
compañeros y compañeras que trabajaron durante la campaña electoral. Interventores,
apoderados, militantes, simpatizantes, integrantes de la candidatura, los que
pegan los carteles, los que reparten los programas electorales, los que van en
los coches anunciando los mítines, los que montan los escenarios, los votantes…
Sin
ellos no habría ni candidatura ni acta, por eso es de todos y todas. Porque si
bien trabajé mucho para obtenerla, todos los compañeros y compañeras sumaron sus
granos de arena. Si tengo derecho a ser consejero del Cabildo, las personas que
me siguen en la lista electoral lo tienen del mismo modo.
Además dejo el acta en este momento
para no entorpecer la estrategia política que tenga pensada Nueva Canarias,
pues podría esperar al último mes para hacerlo. Por parte de Alejandro Jorge no
habrá ningún problema para que este partido continúe manteniendo en el salón de
plenos del Cabildo majorero, la representación que se ganó legítimamente en las
urnas, sería muy injusto quedarme con el acta y privar a otra compañera u
compañero de portarla. No voy a manchar la imagen de Nueva Canarias, ni a echar
por tierra más de doce años de militancia activa. Si no quiero continuar en
este proyecto, lo honesto es poner fin, pero hacerlo como me han enseñado mis
padres: con agradecimiento, respeto y la cabeza alta.
Les puedo asegurar que este final no
empañará la trayectoria que he forjado en este partido, ypor eso quiero decirle a toda la militancia y
a todos los votantes: Muchas gracias.
A mi familia, amigos, compañeros de
Corporación, personal de la Institución Insular, medios de comunicación, a la
isla de Fuerteventura, quiero decirles que estaré ¡eternamente agradecido! Pido
disculpas por mis errores y lamento si he ofendido en algún momento a alguien.
Respecto a los éxitos cosechados, todos son colectivos.
Los que me
conocen saben que lo que más valoro es la lealtad. Por eso quiero terminar con
una frase de un conocido escritor estadounidense, “La verdadera lealtad se
prueba, no se proclama”.