El Consejo Insular de Aguas sella por seguridad 17 pozos que se encontraban en desuso en los barrancos de Fuerteventura


El descenso del nivel freático del acuífero de Fuerteventura como consecuencia de la sobreexplotación agrícola, así como el progresivo abandono de las actividades en el ámbito rural de la Isla, son dos ejemplos de los factores que han provocado que la mayoría de los pozos distribuidos a lo largo y ancho de la geografía majorera se encuentren en situación de abandono.


Esta realidad, con el consiguiente peligro que conlleva para la población y también para el ganado, ha llevado al Consejo Insular de Aguas, como órgano competente en la gestión de los recursos hídricos en Fuerteventura, a iniciar un plan de seguridad que ha permitido sellar y recuperar para su uso futuro hasta 17 de estos pozos.

Se trata de un proyecto concreto cuyos trabajos se han desarrollado durante el último mes -culminarán en las próximas fechas con la instalación de la señalización necesaria- gracias al cual estos 17 pozos han sido sellados por parte del CIAF de acuerdo a la normativa autonómica vigente.

En opinión del consejero de Infraestructuras y Ordenación del Cabildo de Fuerteventura y delegado en la institución insular del Consejo Insular de Aguas, Manuel Miranda, se trata de una acción que ha servido para "complementar el trabajo continuo y conjunto que se lleva a cabo con los ayuntamientos de la Isla, en la línea de tratar que los propietarios de los pozos que hay en Fuerteventura, en su mayoría en terrenos particulares, se ocupen de dotarlos de las medidas de seguridad necesarias".

El proyecto desarrollado por el CIAF se ha dirigido concretamente a actuar en los pozos ubicados en el dominio público hidráulico y subzonas de servidumbre, lo que en términos prácticos se refiere a los barrancos y sus alrededores. "Los barrancos son competencia directa del Consejo, y por lo tanto se ha trabajado en todos los pozos de los cauces y su entorno, aunque el proyecto ha incluido también otros pozos que se han cubierto a solicitud de los propios vecinos ya que se encontraban en las cercanías de poblaciones, lo que implicaba un peligro para la gente", explicó Manuel Miranda.

Los trabajos han consistido en dotar de brocales la circunferencia de cada pozo tratado, para luego cubrir estas estructuras con tapas sólidas de hasta 3 toneladas. Además, en cada pozo se ha instalado una boca de registro para liberar los posibles vapores que se produjeran en el interior de la estructura, y también para ofrecer a posteriori la posibilidad de extraer agua mediante bombas,  en caso de recuperarse el recurso.

Según explican desde la dirección técnica del proyecto, desarrollada por parte del CIAF, "materializar esta actuación no es un trabajo sencillo, porque para adecuarnos a la normativa es necesario instalar en los pozos tapas de gran peso y tamaño, lo que requiere movilizar grúas y utilizar maquinaria que permita llegar a los mismos, puesto que la mayoría se encuentran en zonas poco accesibles".
 
La realización de este proyecto ha contado con una inversión de 35.000 por parte del Consejo Insular de Aguas. El órgano que preside Mario Cabrera prepara ya nuevas actuaciones en la misma línea para realizar el próximo año.

17 pozos repartidos por toda la Isla. El proyecto desarrollado por el Consejo Insular de Aguas, órgano dependiente del Cabildo de Fuerteventura, se ha llevado a cabo en cinco de los seis municipios majoreros. La mayor parte de los pozos tratados se encuentra en la zona de Los Adejes (Tuineje) y Tesjuate (Puerto del Rosario), en el entorno del Barranco de Río Cabras; aunque también se han tratado otros pozos localizados en la Rosa de Marrero, al paso del Barranco de La Muley, y los llanos de Los Alares (Antigua); en el Valle de La Lajita (Pájara); y en Montaña Quemada (La Oliva).

Más de 2.000 pozos. Los más de 2.000 pozos que existen en Fuerteventura se encuentran en su mayor parte concentrados en la zona centro de la Isla, concretamente en los municipios de Antigua, Puerto del Rosario y Tuineje, allí donde la actividad agrícola era antaño más frecuente.

Peligro. La presencia y dispersión de los pozos en la geografía insular supone un peligro para la población y el ganado, ya que en caso de no ser recubiertos y señalizados convenientemente pueden provocar accidentes. Su profundidad, que en algunos casos puede alcanzar los 50 metros, se encuentra normalmente entre los 20 y los 30 metros.