Minerva Hernández, joven de Fuerteventura ,una Reina que vive el Carnaval desde niña





La reina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria es una joven de Fuerteventura, inquieta y trabajadora que ha finalizado el Grado de Derecho en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y que vive las fiestas desde la cuna


 El cuento protagonizado por Minerva Hernández ha tenido un final feliz: la joven de Fuerteventura recibió en la noche del viernes 21 de febrero, justo antes de que el reloj marcara las doce de la noche, la corona y el cetro que confirmaban su lugar en el trono del las fiestas, y nada menos que el lugar de Reina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria.
Minerva es una joven de 26 años nacida en Fuerteventura, en donde ha residido toda su vida hasta que se instaló en la capital grancanaria para estudiar Derecho en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Actualmente cursa un master para especializarse y exprime el tiempo que le queda para volcarlo en una de sus pasiones: el Carnaval. En un encuentro con medios, la reina explicó que conocía a su diseñador desde hacía unos años: trabajó como parte de su equipo en la fantasía que el año pasado lució Cristina López Lorenzo, experiencia que la llevó a volver a trabajar junto a él en el taller en el que se levantó su trabajo “Vida” creación que les ha valido el favor del jurado y del público que votó por su diseño favorito.
El amor por el Carnaval le llega a Minerva desde la cuna, sus padres: Esther y Felipe, la primera de Fuerteventura y segundo de Gran Canaria, se confiesan carnavaleros, tanto que Esther participaba junto a sus hijas en una murga de la Isla vecina desde que las niñas eran pequeñas.
Minerva no solo es inquieta, trabajadora y carnavalera, sino que es una joven agradecida que hoy ha confesado que la única palabra en la que pensó durante su actuación fue en “gracias”, agradecer todo a su equipo, a su diseñador y al público que se rindió ante el espectacular diseño que Josué Quevedo Reyes firmó para Multiópticas.
Al ser preguntada por su momento inolvidable, no lo duda: sus tres minutos sobre el escenario en donde disfrutó hasta el último segundo y donde recibió el calor del público.