Nereida Calero defiende “infraestructuras energéticas en suelo energético o industrial” no en el medio rural o natural
13 de marzo de 2019 (18:07 h.)
La diputada del Grupo Nacionalista
Canario por Fuerteventura, Nereida Calero,
subrayó ayer en el Parlamento de Canarias la necesidad de “aprender y
corregir posibles errores” con respecto a la instalación de infraestructuras
energéticas, parques eólicos o plantas de producción, en suelos rústicos o de
alto valor paisajístico y natural.
Indicó al consejero de Agricultura,
Ganadería, Pesca y Aguas, Narvay Quintero, que “existe un reglamento que regula
la instalación de parques eólicos, y lo que pretendemos es pedirle que estudie
con la Consejería de Industria la posibilidad de introducir alguna cláusula que
establezca que este tipo de suelos serán la última opción, o que se pedirá antes
a los ayuntamientos las zonas prioritarias para su implantación”.
Aclaró que “estamos totalmente de
acuerdo con la instalación de energías renovables. 100% de acuerdo”.
Pero eso no impide para que cada vez se
extienda más la preocupación por la forma en la que se está haciendo: “facilitando
el interés empresarial privado por encima del social y local. Aplicando
criterios que no han sido razonados con los pies en las gavias, sino en un
despacho. Y convirtiendo parte de la isla, paisajes de gran valor para nuestros
habitantes y visitantes, áreas rurales... en solares para instalar equipos
energéticos”.
Reconoció posibles errores al priorizar
de cualquier manera las energías renovables, porque “las infraestructuras
energéticas deben ir en suelo energético o industrial. Porque son eso:
industria”.
Recordó que las gavias, “que no pueden
estar sino allí a donde llega el agua; las tierras de cultivo, que no pueden
ser otras que las más productivas;…. son para plantar y para que paste el
ganado. Y los espacios naturales más vírgenes para respetar los ecosistemas”.
Pero lo peor de todo, concluyó, “es que
encima los propietarios pueden ser expropiados en contra de su voluntad, al
declararlos de utilidad pública. Corremos el peligro de destruir el paisaje y
acabar con suelo agrícola”.