Opinión: Canarias con Futuro por David Perdomo




David Perdomo, Presidente de Jóvenes NC-Fuerteventura.


Por la temática que trata, he creído conveniente comenzar este artículo con las palabras del novelista, ensayista y dramaturgo francés Georges Beranos: “Cuando la juventud pierde entusiasmo, el mundo entero se estremece”.

La juventud, además de ser una etapa vital en el desarrollo personal del ser humano, es también una etapa esencial para la sociedad; los jóvenes representan la esperanza en el legado que dejan y son el motor de cualquier transformación social con el avance de los tiempos.

Nosotros, los compañeros y compañeras jóvenes de Canarias, llevamos décadas padeciendo el desinterés y desánimo de los responsables públicos a la hora de impulsar y desarrollar políticas inclusivas en juventud. Dicho de otra manera: la juventud no está en la realmente en la agenda política y social de nuestros gobernantes. 

A pesar de haber presupuestos y empresas públicas de juventud (que deberían desarrollar políticas sobre juventud), pocos hemos visto de cerca sus efectos y a la mayoría, directamente, no les suena de nada. Si a esa indolencia en Canarias le sumamos la enorme crisis económica, territorial, social y moral del Estado, con la política como epicentro, es comprensible que cada nueva generación de jóvenes esté más alejada de la política que la anterior.

En cierta medida, algo así me ocurrió en un momento determinado. Cuando veía las noticias me indignaba profundamente, pero no pasaba de ahí. Aunque me ardían las ganas de cambiar todas las barbaridades que escuchaba, no sabía cómo hacerlo, por dónde empezar, y todo lo que sonaba a política me dejaba frío o, como poco, indiferente. Sin embargo, empecé a tener claras algunas cosas:

- La primera fue la defensa de las políticas de juventud como herramienta para alcanzar una sociedad con futuro, una sociedad donde los jóvenes articulemos la sociedad del mañana con garantías. Por poner un ejemplo actual: de nada sirve lamentarse de la violencia machista si dejamos que crezca el índice de aceptación machista entre los jóvenes. Cuando intentamos hacer  políticas para evitar alguna lacra social en adultos, ya estamos llegando tarde. Es en los jóvenes y a través de los jóvenes como se construye una sociedad mejor.

- La segunda fue el convencimiento de que un territorio insular y frontera política del sur de Europa (la famosa Región Ultraperiférica) debía ser tratado de una forma diferenciada y directa. Durante los últimos años apenas escuché hablar a los diputados de los partidos-franquicia del Estado elegidos en Canarias. Tampoco les oí defender esta tierra en ningún momento. Y eso de hablar de solidaridad y unidad del Estado está muy bonito, pero yo vivo aquí, igual que el resto de los dos millones de personas que habitamos en Canarias permanentemente y no me sirven excusas y palabras. Quiero ver hechos.

- Y la tercera, por no alargarme demasiado, fue partir de la siguiente premisa: “Si quieres que algo cambie, empieza por hacerlo cambiar tú mismo”. Mucho me indigné con el resto del mundo por no hacer nada, pero al final con quien más indignado estaba era conmigo. ¿Qué había hecho yo? Pedía al resto de la sociedad que hiciese algo que yo no hacía, debía empezar predicando con el ejemplo.

Con todas esas cosas en mente y los años pasando mientras me preocupaba y quejaba viendo que todo seguía igual, me fui implicando poco a poco en el mundo de la política. Cada vez leía más noticias sobre política, buscaba autores que escribieran sobre sociedad y política y aprendía, poco a poco, cómo participar por mi cuenta, cómo aportar.

Por eso me afilié a Nueva Canarias, el único proyecto con visión del territorio y el progreso de Canarias, que representa precisamente mis dos motivaciones para entrar de forma activa en la participación política. En Nueva Canarias y en sus órganos, con su presidente Román Rodríguez a la cabeza, he encontrado el espacio y la comprensión necesarios para poder implicarme en desarrollar auténticas políticas de juventud. Hechas por jóvenes, para jóvenes y de acuerdo a los intereses de la juventud actual y futura.

En mi opinión, el principal objetivo de una política de juventud es dar e incrementar en los jóvenes la capacidad de ser verdaderos actores sociales, yendo más allá de las palabras y modificando su entorno social, embarcándose en proyectos con personas que actúen juntas, formando un colectivo eficaz, compartiendo una cultura y objetivos comunes. Y para eso, para que ese espíritu de ciudadanía activa pueda florecer y madurar, hace falta poder confiar en las instituciones como aliadas.

Y ese mismo camino que recorrí, espero que lo recorra gran parte de la juventud de Canarias. Cada cual tiene sus expectativas, principios, valores e ideas y actúa según ellos, pero la sociedad necesita una juventud bien activa, capaz de transformarla y mejorarla, yendo más allá en la constante lucha por convertir las conquistas en derechos. Más importante que la opinión o postura política de cada cual, es el papel fundamental de la juventud en la sociedad y los derechos sociales.