Alejandro Jorge valora que el primer año del actual gobierno del Cabildo no logra generar confianza e ilusión a Fuerteventura
Auguro un final de mandato de fuertes tensiones entre los
socios de un pacto cuyo único objetivo estaba fijado en desplazar al anterior
presidente
Cuando me tocó afrontar responsabilidades en el Gobierno de
la Isla, fui objeto, al igual que el resto de compañeros, de numerosas críticas
por parte de los partidos de la oposición, y en bastantes ocasiones alejadas
del más mínimo de objetividad.
Este hecho cierto no me resulta un impedimento
para que en mi caso, trate de mostrar un tono constructivo y objetivo.
Tras el primero año del pacto de Asambleas Municipales de
Fuerteventura con Sergio LLoret como su único representante, junto a Coalición
Canaria y el Partido Popular, queda constatado que no ha logrado generar
confianza e ilusión a Fuerteventura.
Ni tampoco ha disipado el verdadero motivo
de esa alianza, y que no era otro que desplazar al anterior presidente de la
Institución, Blas Acosta, y con él a un gobierno que funcionaba.
La continuidad es la tónica habitual, de hecho, a día de hoy
no se conoce con exactitud el contenido programático que anunciaron cuando
firmaron el pacto de gobierno.
Aunque es justo reconocer que los consejeros y
consejeras con responsabilidades de gestión, cada cual a su manera, ha
intentado defender sus competencias.
El problema se encuentra en la globalidad
y en la acción de un gobierno como lo que es, un ente único.
Aquí claramente
patina, porque la percepción es que hay consejeros y consejeras, pero por mucho
que se esfuercen en las apariciones públicas con múltiples fotos, no logran el
objetivo de ganarse la credibilidad como gobierno que tanto necesitan. Y menos
será cuando las tensiones entre los socios del pacto vayan en aumento.
Otro factor determinante y que está lastrando la acción de
gobierno es el acaparamiento de poder por parte del presidente, permitido por
Coalición Canaria y por el Partido Popular, pues además de la presidencia
ostenta varias consejerías estratégicas y la falta de gestión paraliza el
trabajo del resto. Pero de esto es tan responsable el que lo hace como el que
lo permite.
Respecto a labor de oposición que he intentado ejercer se ha
fundamentado en la objetividad y el tono constructivo.
Como ejemplo puedo
señalar la gestión realizada para intentar desbloquear importantes inversiones
en el Parque Tecnológico, o el apoyo a las acciones en inversión y gestión
hidráulica, o a las medidas educativas y formativas.
Ha sido un tono
constructivo, pero sin perder la firmeza, la dedicación y la determinación,
cumpliendo de esta forma con el mandato de Nueva Canarias para el Cabildo de
Fuerteventura.
La política es cuestión de balances, mentiría si dijera que todo
lo que se hace el gobierno insular está mal hecho, pero si nos atenemos al
resultado el balance global no arroja un resultado positivo.