Ganaderos de Fuerteventura Rompen Silencio y Alzan su Voz a la Opinión Pública en General

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Demandan el cumplimiento de los plazos en la entrega de las ayudas al sector y un plan que evite que la actividad termine desapareciendo.

“En Fuerteventura, la ganadería tiene los días contados”. Esta afirmación se escucha a diario en boca de los principales ganaderos de la isla y sus familias.

Un gran número de empresarios, cuya representación ronda el 80% de la producción lechera y cárnica de la isla, coinciden en que “la ganadería en Fuerteventura es un sector que muere en silencio”.

Afirman estar hartos, “cansados de las promesas de los políticos y sus anuncios de ayudas públicas que nunca llegan en tiempo y forma”. La ganadería en Fuerteventura pasa por uno de sus peores momentos históricos. Uno de los afectados dice: “en los últimos años, hemos cobrado tarde y en partes proporcionales, algo que trastoca el normal desarrollo de nuestra actividad. 

A esto hay que añadir la ingente cantidad de trámites burocráticos y los cambios legislativos, que suman un impedimento más, así como la gran subida de los alimentos debido gasto realizado por el Gobierno regional de las ayudas al R.E.A.  Impagos y promesas de cobro de años atrasados, así como grandes proyectos y obras inacabadas que terminan por llevar al límite al ganadero que decide echar el cierre o ser absorbido por otros empresarios”.


En Fuerteventura se cierran cada año más explotaciones. El ganadero se jubila y no existe un relevo generacional que encuentre las condiciones básicas para cimentar su futuro basado en el trabajo del campo. Si los hijos de los propios ganaderos no se atreven, ¿qué quedará para el resto?.


Cifras preocupantes y que cada día van a más, como que el año pasado la producción cayó un 50%. Mientras tanto, los políticos hablan de la ganadería con optimismo y la gente que queda en el campo ya ni se queja, cansados e indignados de tantas promesas año tras año.

Con todo esto, nos encontramos ante un sector con los días contados, al que el Gobierno y sus dirigentes patean constantemente, sin que a nadie le importe ni le ponga coto a la situación.

Ya se han destruido asociaciones, plataformas, cooperativas. ¿Hasta donde tendremos que llegar para perder uno de los sectores más productivos y que más satisfacciones ha dado a la isla? ¿Tendremos que perder esos magníficos ejemplares de cabras y los mejores quesos del mundo para después lamentarnos?

De momento sólo tenemos las grandes promesas y millones de euros plasmados en titulares de prensa que no reflejan la realidad de lo que se vive en nuestros campos. Una auténtica pena.