“Fobia
a los extranjeros”. Esta es la definición que la Real Academia de la Lengua
atribuye a la palabra 'xenofobia'. Por tanto, un 'xenófobo' es aquel que tiene
fobia a los extranjeros. Un adjetivo que perfectamente se puede utilizar para
describir ciertas actitudes que los dirigentes de Coalición Canaria han
empleado en el Pleno del Parlamento de Canarias.
El
señor Mario Cabrera es algo obtuso cuando considera que llamarle xenófobo es un
insulto, después de proclamar en la Cámara de todas y todos los canarios,
incluso de los que no han nacido en esta tierra, “que en su pueblo los que
vienen de fuera a dar lecciones tienen un nombre”.
¡Qué
osadía tan grande! ¡Cómo nos hemos podido atrever los que no hemos nacido en Canarias,
o en Fuerteventura, a hablar de Tindaya! ¡Cómo se nos ocurre dar voz a los que
llevan defendiendo 30 años que EL MONUMENTO YA EXISTE! ¡En qué momento se nos
ha ocurrido la descabellada idea de proteger esta Montaña! ¡Cómo es posible que
queramos declararla Patrimonio de la Humanidad! ¡Cómo no somos capaces de ver
los beneficios de un proyecto, el de Chillida! ¡Cómo somos tan inconscientes
como para criticar el gasto realizado en ese proyecto aunque aún no se haya
movido ni una sola una piedra! ¡Qué mal pensados que debemos ser al
cuestionarnos esa inversión millonaria!
Hasta
ahora se han gastado en el proyecto de Chillida
cerca de 30 millones de euros y seguimos sumando, una
cantidad que parece ser calderilla para Coalición Canaria.
Es
cierto, como dice Cabrera, que no podemos dar lecciones, y ni queremos.
Nosotros no podemos dar lecciones sobre cómo vulnerar el Patrimonio de todos
los canarios. Le aseguro que no vamos a dar lecciones de cómo obviar el interés
general y priorizar el de unos pocos. Para eso ya está Coalición Canaria, y se
está esforzando a fondo para hacerlo bien.
Lo
que no le voy a permitir al señor Cabrera es que nos falte al respeto. No sólo
a mí, sino a los miles de foráneos que viven, sienten, aman y luchan por
Canarias. No voy a permitir que para no hablar del quebranto que existe en la
Montaña de Tindaya, recurra a las más zafias, vulgares y deleznables
argumentaciones del nacionalismo más rancio que gobierna en esta tierra.
Las
incoherencias de este nacionalismo son tales que bajo el cuadro que representa
la rendición de los canarios ante los españoles, expuesto en el plenario del
Parlamento de Canarias, pueden llegar a tildar despectivamente como “goda” a
una diputada elegida por el conjunto del pueblo canario
Un
nacionalismo que encarna el señor Mario Cabrera, que no quiere que nadie que no
sea canario venga a darle lecciones, pero que al mismo tiempo ensalza, con un
monumento a pocos kilómetros de Tindaya, al “godo” que puso a Fuerteventura en
el mapa de la cultura mundial. Me pregunto que pensaría de todo esto el señor
Unamuno.
O
qué le parecería al premio nobel luso que tuvo la ocurrencia de amar tanto esta
tierra como para hacer de ella su hogar, llevar su nombre por todo el mundo,
incluirla en su obra o incluso morirse en ella. Quizás creería que el señor Cabrera sufre esa ceguera blanca
inexplicable de la que escribió Saramago y con la que nos
expuso la existencia de una invidencia mental. “Creo que estamos ciegos, ciegos
que ven, ciegos que, viendo, no ven”. Reflexione sobre ello querido Mario, a
ver si le llega la lucidez.
Natividad
Arnáiz
Diputada
de Podemos en el Parlamento de Canarias
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