Todavía hay tiempo por Domingo Fuentes Curbelo
23 de marzo de 2016 (15:33 h.)
Han
pasado ya tres meses desde las elecciones del 20-D, y desde el sábado 5
de marzo se puso en marcha el cronómetro que va restando los días que
quedan para la convocatoria de unas nuevas elecciones, que serían el 26
de junio, en el caso de que en estas cinco semanas el presidente del
Congreso, Patxi López, no pudiera presentar al Rey una
nueva propuesta de candidato con posibilidades de formar Gobierno.
Es
difícil que esto suceda, tal como están colocadas las piezas en el
tablero en este momento, pero no imposible. Es más, creo que las fuerzas
políticas del cambio (PSOE, Ciudadanos, Podemos e IU) no deberían
desaprovechar la oportunidad de promover una segunda transición que garantice al menos un periodo tan largo de convivencia como nos ha garantizado la primera, que desembocó en la Constitución de 1978.
Sólo estos partidos, PSOE, Podemos , Ciudadanos e Izquierda Unida
que concurrieron a las elecciones proponiendo un cambio de rumbo en las
políticas desarrolladas por el PP en estos cuatro años, suman unos 15 millones de votantes.
Esos ciudadanos, independientemente de que se coloquen en la el centro
derecha, en el centro izquierda o en la izquierda, han votado por
desalojar del Gobierno a la vieja derecha del PP, que, además de
incumplir todas sus promesas electorales, no ha traído más que
sufrimiento y deterioro del Estado de bienestar con su política de
recortes y austeridad extrema.
El Partido Popular se encuentra metido
además en un pantano de corrupción que afecta directamente a sus líderes
nacionales y regionales. Y ante esta gravísima situación, el
presidente del partido, Mariano Rajoy, ampara y da
aliento a los corruptos, y los demás dirigentes populares miran para
otro lado, como si esto no fuera con ellos.
Serían líderes del perfil de
Sánchez, Iglesias, Rivera y Garzón, confrontados con la vieja derecha que ahora encarna Rajoy,
los llamados a olvidar el regate en corto, la política de vuelo raso y,
en un ejercicio de generosidad, visión de futuro, diálogo y
patriotismo, dar un paso adelante y liderar el proceso hacia esa segunda transición.
Se trataría de conseguir en estas cinco semanas al menos un acuerdo de investidura, como ha apuntado la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.
Es probable que objetivamente no sea posible un Gobierno en el que
estén al mismo tiempo Podemos y Ciudadanos, porque en muchos aspectos
sus programas son divergentes, pero eso no quita para que Sánchez, Iglesias, Rivera y Garzón puedan llegar a un entendimiento de mínimos y firmar una alianza de investidura.
En este sentido, Carmena ha recordado su experiencia, que consistió en tratar de conseguir acuerdos de investidura con el PSOE y con Ciudadanos en lugar de pactos de gobierno.
Y, aunque al final sólo consiguió los apoyos del PSOE, asegura que el
aval de Ciudadanos, que no se produjo, «hubiera sido bienvenido».
Frente a una supuesta gran coalición por la derecha (PP, PSOE, Ciudadanos), creo que los españoles verían con mejores ojos una gran coalición de centro izquierda
(PSOE, Podemos, Ciudadanos) que impulsara un programa de gobierno
progresista, que fuera capaz de devolver a los españoles los derechos y
libertades que hemos perdido en estos cuatro años de gobierno del PP.
Por ello, las fuerzas del cambio no deberían poner reparos a la investidura del socialista Pedro Sánchez.
No deberían dejar pasar la oportunidad de poner en la oposición a la
vieja derecha española del PP. Además de evitarnos otras elecciones, que
arrojarían más o menos el mismo resultado que el 20-D, ese nuevo
partido de centro derecha como es Ciudadanos (que al menos no es corrupto, ni tiene infiltrados a franquistas en sus filas) tendría su oportunidad
de ocupar definitivamente el espacio político del centro derecha y
dejar reducido al PP a la mínima expresión, el refugio de la derecha más
cavernícola española, esa que de cuando en cuando saca pecho y empuja
al PP a tomar decisiones que nada tienen que ver con un estado
aconfesional, democrático y de derecho.
Y, si Podemos se replantea su negativa a propiciar la investidura de Sánchez, ganarían tiempo para consolidar su identidad y calmar las convulsiones internas que están sufriendo en los últimos tiempos.
Es probable que un pacto de centro izquierda
tuviera fecha de caducidad temprana (los pactos de la Moncloa también
fueron breves), pero además de los objetivos que se han reseñado, el
país no tendría que aguantar al PP hasta septiembre de este año, que es
la fecha en la que se elegiría el Gobierno que saliera de las elecciones
del 26 de junio, en las que a lo peor entonces ya sí sumarán las
derechas.
Cualquiera sabe. Y tendríamos una propina de cuatro años más
de recortes y sufrimiento que caerían como una losa de nuevo sobre las
espaldas de los más débiles y vulnerables. Estoy seguro de que con un Gobierno de cambio, con apoyo amplio, generoso y con visión de futuro, en poco tiempo tendríamos un país distinto, en el que se respiraría un aire renovado y se abrirán las puertas de la regeneración democrática, que sin duda traería nuevas oportunidades para seguir progresando. Todavía hay tiempo.
Domingo F. Fuentes Curbelo
Soy canario, de la isla de Fuerteventura. Licenciado en Filología Inglesa. Profesor de IES San Diego de Alcalá de Puerto del Rosario. Socialista. He sido consejero y vicepresidente del Cabildo de Fuerteventura, diputado del Parlamento de Canarias y senador por la comunidad Autónoma de Canarias. Escribo en mis ratos libres y he publicado varios libros (novela y poesía).