Por Ángel Díaz Arenas
El autor de estas líneas siempre dijo, predicó y
defendió que “los libros son nuestros mejores y únicos amigos: siempre yacen
reposando y empolvorados a que les saquemos de su letargo y les despertemos y
desempolvemos” y así surge el “Día del Libro”.
Recordemos que la celebración
del dicho día se remonta a principios del siglo XX. La historia del libro se hace
festiva y surgen actividades literarias en toda España y en todo el mundo: el
Día del Libro Internacional. El origen de dicho evento se remonta a 1926.
El 23
de abril de 1616 fallecían Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega.
También en un 23 de abril nacieron – o murieron – otros escritores eminentes
como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía
Vallejo.
Por este motivo, esta fecha tan simbólica para la literatura universal
fue la escogida por la Conferencia General de la UNESCO para rendir un homenaje
mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más
jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable
contribución de los creadores al progreso social y cultural.
La idea original
de la celebración de dicho Día surge en Cataluña, del escritor valenciano
Vicente Clavel Andrés (Valencia, 1888-Barcelona, 1967), proponiéndola a la
Cámara Oficial del Libro de Barcelona en 1923 y aprobada por el rey Alfonso
XIII (Madrid, 1886-Roma, 1942) de España en 1926.
El 7 de octubre de 1926 fue
el primer Día del Libro, poco después, en 1930, se instaura definitivamente la
fecha del 23 de abril como tal Día, donde éste coincide con Sant Jordi -San
Jorge, patrón de Alemania, Aragón, Bulgaria, Cataluña, Etiopía, Georgia,
Grecia, Inglaterra, Líbano, Lituania, Países Bajos, Portugal, Eslovenia y
México-.
Es tradicional regalar una rosa al concluir una lectura, evento o
pregón y que los enamorados y personas queridas se intercambien una rosa y un
libro. Es bueno y conveniente hablar de dicho evento porque vivimos tiempos extraños, aunque no extraordinarios.
Ha surgido un virus
(C-V: Covid-19) que está eliminando paulatinamente a la sociedad y esto
sin madre patria. Hecho que ha invitado a algunos aprendices de políticos a
discutir y buscar culpables en vez de colaborar a solucionar los problemas
(sobre todo “social y económicamente”): veamos esa “H” más preocupado de
arreglar su cabellera y el tinte de su cara dura que los problemas; no
olvidemos ese húngaro “VO” con mucha boca y barriga, sin olvidar (entre otros)
un inglés bocazas, “BJ”, que empieza a callarse y que pudo silenciarse para
siempre, y un brasileño destructor de la naturaleza en vez de bailar sambas que
se llama “B”, no olvidemos tampoco un israelita “N”, etc.
1. Punto
final de Un viejo que leía novelas de amor: Luis Sepúlveda
Pensemos en ese más actual en el presente que en el
pasado que se llama/ba Luis Sepúlveda Calfucura (Ovalle, región de Coquimbo, 1 de octubre
de 1949-Oviedo, Asturias, 16 de abril de 2020) escritor chileno, quien a raíz de la publicación de
la novela Un viejo que leía novelas de amor (1992), se convirtió en uno
de los escritores latinoamericanos más leídos en todo el mundo, aunque su éxito
se percibió más en el extranjero que en su tierra natal.
Desde joven realizó
numerosos viajes, de Punta Arenas a Oslo y de Barcelona a Quito. Visitó también
la selva amazónica y el desierto del Sahara.
Políticamente comprometido, sufrió
prisión durante la dictadura de Augusto Pinochet1 y posteriormente abandonó el país. El exilio le
llevó a Europa, donde fue publicando la mayoría de sus novelas y relatos, sin
mostrar un especial deseo de regresar a su país, lo que le valió diversas críticas
durante un tiempo.
Al igual que la de Isabel Allende, su obra literaria no ha
sido valorada en correspondencia con su éxito de ventas. De su ideario político
y social destaca su preocupación por el desequilibrio del planeta y el futuro
de la humanidad. Pese a su compromiso con la situación de su país, su obra
ofrece elementos más cosmopolitas, aunque contiene ciertos rasgos de moraleja y
de aliento profético, al tiempo que su escritura aparece como una evolución del
neorrealismo hacia nuevas tendencias.
Se muestra admirador de Julio Verne y de
Joseph Conrad, así como de los chilenos Manuel Rojas, Pablo de Rokha y Carlos
Droguett. Con un lenguaje directo, de rápida lectura, cargado de anécdotas, sus
libros denuncian el desastre ecológico que afecta al mundo y critican el
egoísta comportamiento humano, pero también muestran y exaltan las más
maravillosas manifestaciones de la naturaleza.
La obra que le dio a conocer, Un
viejo que leía novelas de amor, es una historia repleta de aventuras
ambientada en la selva ecuatoriana, en el mundo de los indios shuar o jíbaros;
el libro mereció los premios Juan Chabás de novela corta y Tigre Juan.
Le siguieron Mundo del fin del mundo (1994), sobre la criminal caza de
ballenas practicada por empresas japonesas, Nombre de torero (1994), su
primera novela negra, Patagonia Express (1995), un libro de
viajes, el cuento Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar
(1996), pensado para sus hijos y con un claramente expuesto contenido
ecológico, y finalmente el libro de relatos Desencuentros (1997) y su Diario
de un Killer sentimental (1998), a través del cual parece, según algunas
interpretaciones, que el autor abre su obra a nuevos caminos.
Entre los últimos
títulos de su producción se encuentran Historias marginales (2000), Hot
line (2002), novela negra protagonizada por un detective mapuche, Los
peores cuentos de los hermanos Grim (2004: Grimm) -escrito en
colaboración con Mario Delgado Aparaín (*1949)-, La sombra de lo que fuimos
(premio Primavera 2009), Historia de un Perro llamado Leal (2016), El
Fin de la Historia (2017), Historia de un caracol que descubrió la
importancia de la lentitud (2018), Historia de una ballena blanca
(2019), etc.2
1.1.
“Hay/había cuentas pendientes con Chile”
Leamos lo que sobre este difunto cuenta Leonardo
Casas en su «Muere escritor chileno Luis Sepúlveda, a causa del coronavirus en
España»3: «El
escritor chileno Luis Sepúlveda, autor de la afamada novela “Un viejo que
leía novelas de amor”, falleció víctima del nuevo coronavirus -Covid-19-
en el norte de España, donde se instaló tras un periplo como exiliado de la
dictadura de Augusto Pinochet.
Uno de los escritores latinoamericanos más
exitosos, autor de una veintena de novelas, crónicas y cuentos para niños
estaba ingresado en un hospital de Oviedo, en la región de Asturias, desde
finales de febrero. “El escritor Luis Sepúlveda fallece en Oviedo. El equipo de
Tusquets Editores lamenta profundamente su pérdida”, señaló en un comunicado
este jueves su editorial española Tusquets.
Nacido en Ovalle, en octubre de
1949, ha logrado en el extranjero mayor reconocimiento que en su país natal,
con el que mantiene una difícil relación y al cual nunca ha querido volver a
radicarse. “Hay cuentas pendientes con el país, cuentas que no significan que
necesitamos alguna reparación o algo así, sino los amigos que nos faltan”, dijo
Sepúlveda en una entrevista en noviembre de 2014 con la radio de la Universidad
de Chile.
“En el exilio también se va estableciendo un universo emocional.
Fundas o aumentas tu familia y no puedes desarraigar a tus hijos, no puedes
condenarlos al mismo desarraigo que sentiste cuando tuviste que salir”, agregó
entonces el escritor, que no recuperaría hasta 2017 la nacionalidad chilena.
Un
periplo por el mundo: Su militancia desde temprana edad en las juventudes
comunistas y después en el Partido Socialista provocó su detención en 1973,
después del golpe de Estado que encabezó Pinochet contra del gobierno
socialista de Salvador Allende.
Fue encarcelado durante dos años y después
colocado bajo arresto domiciliario. Logró escapar y permanecer en la
clandestinidad por casi un año, hasta que fue apresado nuevamente y enviado al
exilio en 1977, un periodo que queda reflejado en obras como “La locura de
Pinochet” (2003) o “La sombra de lo que fuimos” (2009).
De espíritu
viajero, tenía que iniciar su exilio en Suecia pero se bajó antes del avión y
se quedó en Argentina. Luego se fue a Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú
y Ecuador, donde finalmente se asentó por algún tiempo.
En Quito, trabajando en
una investigación de la Unesco, conoció a los indios shuar o jíbaros, cuyas
tradiciones y apego por la madre tierra inspiraron la novela que lo lanzó a la
fama: “El viejo que leía novelas de amor”.
Tras un paso por Nicaragua,
donde perteneció a las brigadas sandinistas, emigró a Alemania, donde vivió por
14 años. Allí se casó con su segunda esposa, Margarita Seven (hijos: Paulina,
Sebastián, Amadeus, Max, León...), y se desempeñó como corresponsal de
Greenpeace, lo que lo llevó a atravesar los mares del mundo, siguiendo
nuevamente su espíritu viajero.
Tras separarse de su segunda esposa, se
trasladó a París, donde vivió algún tiempo hasta radicarse en la localidad
española de Gijón, donde ha residido hasta ahora tras reencontrase con su
primera mujer, la poetisa chilena Carmen Yáñez (Santiago de Chile, *1952).
Su
gran éxito entre toda su obra es “El viejo que leía novelas de amor” que
representa una invitación a repensar la relación con la naturaleza, texto
redactado en forma de un cuento, el autor chileno narra la historia de Antonio
José Bolívar, que conoce al pueblo amazónico de los shuars.
Cuando acusan
erróneamente a estos indígenas de asesinar a un cazador blanco, el viejo deja
sus novelas de amor, la única vía de escape a la barbarie humana, para hallar
al verdadero culpable, una majestuosa pantera. Novela que fue traducida a 50
idiomas distintos y que fue galardonada con los premios Tigre Juan
(1988) y el France Culture Étrangère, novela que fue adaptada a la gran
pantalla en 2001 por el cineasta australiano-holandés Rolf de Heer, con el
estadounidense Richard Dreyfuss en el papel protagonista.
Entre los escritos de
Sepúlveda con los que también tuvo pequeñas incursiones en el mundo del guión y
la dirección cinematográfica, destacan “Patagonia express”, “Historias
marginales” o “El fin de la historia”. Otro de sus grandes éxitos
fue “Historia de una gaviota y del gato que le enseño a volar”, escrito
para “jóvenes de 8 a 88 años” que fue versionada en una película de animación».
1.2. Correntes
d’Escritas y un “coronavirus a los 70 años“
Otro artículo de actualidad e informativo es el de
Andrea Aguilar que se llama «El escritor chileno Luis Sepúlveda muere de
coronavirus a los 70 años»4 y que informa bien y correctamente: «Fue a
principios de los noventa en la Feria de Fráncfort que cada otoño reúne al
mundo de la edición (excepto este año 2020). Beatriz de Moura le comentó a un
periodista cultural chileno afincado en Alemania, que cada año se detenía a
charlar en el puesto de la editorial Tusquets, que le habían recomendado una
novela de un escritor chileno también que estaba triunfando en Francia.
¿Quizá
le sonaba? El libro era de un tal Luis Sepúlveda. El periodista rió y le dijo
que era él. Aquel fue uno de los muchos principios que tuvo el novelista Luis
Sepúlveda (Ovalle, Chile, 1949) fallecido este jueves en el Hospital
Universitario Central de Asturias, después de luchar durante varias semanas
contra la covid 19, que le fue diagnosticada a finales de febrero a su
regreso de un festival literario, Correntes d’Escritas, celebrado en
Póvoa de Varzim, en las inmediaciones de Lisboa.
La noticia de su muerte fue
lamentada por la comunidad literaria en Italia, Francia, Alemania y España.
“Nos ha entristecido profundamente”, explicaba al teléfono el editor de
Tusquets, Juan Cerezo. “Luis era un escritor muy querido. Activo en la
comunidad literaria en la Semana Negra de Gijón, en las jornadas de literatura
iberoamericana que se organizaban cada año en Asturias. Es terrible constatar
que este virus mata”.
Aunque había comenzado a sacar poemas y relatos en su
juventud, Sepúlveda se convirtió en un fenómeno editorial internacional —con
miles de lectores en Italia, Francia y Alemania, y traducido a más de 20
idiomas— con Un viejo que leía novelas de amor, aquel libro que llegó a
manos de Beatriz de Moura en Frankfurt y que publicó en 1993.
La editora
francesa Anne Marie Métailié fue quien lanzó la novela en un momento en el que,
como recuerda el editor de Gallimard y profesor Gustavo Guerrero, se produjo
una interesante apertura: “Sepúlveda tuvo éxito en Francia antes de publicar en
español. Aquello respondía a una internacionalización, una globalización del
mundo editorial, algo que también pasó con Zoe Valdés.
El exilio de izquierdas
latinoamericano tenía una larga tradición en Francia, la figura de Sepúlveda de
alguna manera dio un nuevo rostro a esa literatura engageé o
comprometida”. Antes de sensación literaria latinoamericana, en sus muchas
vidas anteriores, Sepúlveda había sido desde pinche de cocina hasta activista
ecologista. Su biografía era digna, sin duda, de varias novelas.
Hijo de un
militante del partido comunista chileno y una enfermera de origen mapuche, se
formó en producción teatral en la Universidad de Chile. El compromiso político
Sepúlveda lo llevaba inscrito en el ADN (Acción Democrática Nacionalista).
Siempre dijo que había nacido “profundamente rojo”.
Se unió al partido
comunista cuando era estudiante. Durante el Gobierno de Salvador Allende ayudó
en la publicación de una colección de clásicos de bolsillo para que llegaran al
gran público.
Detenido tras el golpe de Pinochet, estuvo preso dos años y medio
y logró salir gracias a las gestiones de la rama alemana de Amnistía
Internacional.
En Alemania acabaría residiendo años después, aunque antes
pasaría un año en la clandestinidad organizando un grupo de teatro de
resistencia, se exilió en Uruguay, Brasil, Paraguay, y en Ecuador donde viviría
con la comunidad de indígenas shuar. En 1979 se unió a las brigadas
internacionales de apoyo a la guerrilla en Nicaragua y, tras la victoria, se
trasladó a Alemania.
Allí arrancó su carrera como periodista, y en los ochenta
prendió de nuevo su activismo volcado esta vez al plano ecologista y en la
lucha por la conservación del medioambiente, uniéndose a la tripulación de un
barco de Greenpeace.
Fue un gran viajero. Sus libros de aventuras entroncaban
de alguna forma con la tradición decimonónica de Verne o Conrad, postulando un
cierto “neoexotismo”, como lo define el editor Gustavo Guerrero.
Aquello
conectó con el gran público en Francia y el fenómeno se volvió contagioso.
Después firmó más de una veintena de novelas, libros de viaje, guiones y
ensayos. Su último libro, Historia de una ballena blanca, salió el año
pasado.
También han sido adaptadas al cine algunas de sus obras, como Historia
de una gaviota y del gato que le enseñó a volar, por
el italiano Enzo D’Alò y en versión animada, o Un viejo que leía novelas de
amor, dirigida por el australiano Rolf de Herr.
Fue condecorado como Caballero
de Las Artes y las Letras de la República Francesa y doctor honoris
causa por la Universidad de Urbino, Italia.
El novelista se instaló en Gijón
en 1997 tras reemprender su relación con Carmen Yáñez, su pareja en los setenta
en Chile, y madre de su hijo Carlos Lenin. En Alemania mantuvo una relación con
Margarita Seven y tuvo tres hijos.
Compartió generación, nacionalidad chilena,
el exilio en España, y un gran éxito internacional con Roberto Bolaño, un autor
cuya literatura poco tenía que ver con la de Luis Sepúlveda. “Pero los dos son
huérfanos de la aventura de la izquierda latinoamericana”, apunta Guerrero.
“Forman parte de esa generación que sacrificó su vida por unos ideales de
izquierda y que se queda flotando en los años noventa. Bolaño contó parte de
esa historia, y hay algo de Los detectives salvajes en la biografía del
propio Sepúlveda”.
En un encuentro con lectores de EL PAÍS, el autor de Historia
de una gaviota y del gato que le enseñó a volar planteaba así su credo: “La
buena novela a lo largo de la historia ha sido la historia de los perdedores,
porque a los ganadores les escribieron su propia historia. Nos toca a los
escritores ser la voz de los olvidados”.
1.3.
«Rebell und Kosmopolit»
Asímismo aludimos y referenciamos un texto alemán
de Denis Dütmann/Emilio Rappold titulado «Rebell und Kosmopolit: “Autor Luis
Sepúlveda gestorben”»5 que
entre las muchas cosas que escribe informa que (las cursivas nos pertenecen)
«Er studierte zunächst in Santiago de Chile Theaterproduktion und arbeitete im
Kulturministerium. Außerdem
schloss er sich der chilenischen Sektion der bolivianischen Guerillaorganisation
ELN (Ejército de Liberación Nacional: N.N.) an. Während dieser Zeit gehörte
Sepúlveda zur Leibgarde des linken Präsidenten Salvador Allende», a saber, que perteneció
al cuerpo de respaldo y protección (“guardaespaldas”) del presidente del
momento, Salvador Allende, algo que ignorábamos.
Así que cerramos esta nota de
defunción repitiendo palabras suyas: “La buena novela a lo largo de la historia
ha sido la historia de los perdedores, porque a los ganadores les escribieron
su propia historia. Nos toca a los escritores ser la voz de los olvidados”.
¡ESA ES MI VOZ!
Notas
1 Léase (cuando aparezca) nuestro libro: «EL ENIGMA DE LOS
MÓDULOS» y «BUTAMALÓN» de Eduardo Labarca: Presentación de un autor,
dos libros e invitación (2020).
2 Consúltese sobre algo de
su vida y obra (por nosotros completado y complementado) a Antonio M. Ruiz, T.
Fernández y E. Tamaro: «Biografía de Luis Sepúlveda», en: Biografías y
Vidas. La enciclopedia biográfica en línea, (Barcelona, 2004). Recuperado
de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s /sepulveda_luis.htm el 19 de
abril de 2020.
3 Leonardo Casas: «Muere escritor chileno Luis
Sepúlveda, a causa del coronavirus en España», en: biobiochile. cl. Arte y Cultura. Agencia de
Noticias France-Presse, (Santiago, jueves 16 de abril de 2020: Publicado a las 07:23
y Actualizado a las 09:55).
4 Andrea Aguilar: «El escritor chileno Luis Sepúlveda
muere de
coronavirus a los 70 años», en: El
País. Cultura, (Madrid, jueves 16 de abril de 2020).
5 Denis Dütmann/Emilio Rappold: «Rebell und
Kosmopolit: “Autor Luis Sepúlveda gestorben”», en: Abendzeitung. Kultur,
(Múnich, viernes 17 de abril de 2020), pág. 22.
BIBLIOGRAFÍA
AGUILAR,
Andrea: «El escritor chileno Luis Sepúlveda muere de coronavirus a los 70
años», en: El País. Cultura, (Madrid, jueves 16 de abril de 2020).
CASAS,
Leonardo: «Muere escritor chileno Luis Sepúlveda, a causa del coronavirus en
España», en: biobiochile. cl. Arte y Cultura. Agencia de Noticias
France-Presse, (Santiago, jueves 16 de abril de 2020: Publicado a las 07:23
y Actualizado a las 09:55).
DÍAZ
ARENAS, Ángel: «EL ENIGMA DE LOS MÓDULOS» y «BUTAMALÓN» de
Eduardo Labarca: Presentación de un autor, dos libros e invitación (2020). En
preparación.
DÜTMANN,
Denis/RAPPOLD, Emilio: «Rebell und Kosmopolit: “Autor Luis Sepúlveda
gestorben”», en: Abendzeitung. Kultur, (Múnich, viernes 17 de abril de 2020),
pág. 22.
RUIZ,
Antonio M., FERNÁNDEZ, T y TAMARO, E.: «Biografía de Luis Sepúlveda», en: Biografías
y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea, (Barcelona, 2004). Recuperado
de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/sepulveda_luis.htm el 19 de
abril de 2020.