Antigua recupera encuentros de ganaderos en cada fin de semana

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·         Los ganaderos del Mancomún de Antigua celebran pequeñas apañadas cada fin de semana en las gambuesas y refugios preparados por el Ayuntamiento de Antigua.

·         Juan José Cazorla, Mario Cabrera, Juan Estárico y Matías Peña invitados especiales en el último Encuentro de Ganaderos celebrado este fin de semana en el Refugio de La Solana, junto a Pozo Negro.

El alcalde de Antigua, Juan José Cazorla, el parlamentario, Mario Cabrera, el consejero insular de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan Estárico y el concejal de área del Ayuntamiento de Antigua, Matías Peña, visitaban este fin de semana a los ganaderos del Mancomún de Antigua que cada fin de semana reúnen las cabras de costa en esta temporada de cría para revisar su estado físico, marcarlas según a qué ganadero pertenezcan y ordeñar aquellas que lo precisen.

En todo Encuentro de Ganaderos que se precie no falta un buen puchero de carne con cabra que todos los comensales disfrutan sentados en una gran mesa a la sombra tras el trabajo hecho y mientras las cabras descansan tranquilas en la gambuesa.

Por supuesto, entre los presentes se encontraban los dos comisionados del Mancomún de Antigua, D. Nicolás Herrero y D. Tomas Acosta, que  no dudaban en invitar a la mesa a las visitas  recibidas para tratar en común y conversar sobre los temas que deben resolverse.

El Mancomún y las cabras de costa deben mantenerse porque son garantía de salubridad a cualquier contagio que pueda darse en una explotación ganadera. Su carne debe clasificarse y etiquetarse como tal en su venta al público por el sabor y calidad que ofrece. Ayudas en agua y manutención siguen siendo necesarias, y proponer estrategias dirigidas a atraer a la juventud, sin que trabajar como ganadero suponga una esclavitud mal pagada, eran algunos de los temas baladís que se comentaban entre platos, copas,  risas y silencios de reflexión.


Una jornada en la que todos aprenden, dudan, critican e incluso, resuelven algún tema puntual, mientras son observados por más de 200 cabras que beben, comen el goloso millo y miran con interés y curiosidad los platos de comida que disfrutan sus dueños y cuidadores.