Los socorristas de Sotavento trabajan sin descanso para garantizar la seguridad en el Campeonato Mundial de Windsurfing y Kiteboarding de Fuerteventura
Trece hombres y mujeres se ocupan de que todo esté seguro durante toda la competición
Los encargados de la seguridad de la playa de Sotavento son los otros héroes del Campeonato Mundial de Windsurfing y Kiteboarding de Fuerteventura. No suben al podio y sus nombres no son conocidos a lo largo y ancho del mundo pero su trabajo es fundamental para que esta prueba deportiva continúe siendo un éxito año tras año.
Desarrollan su labor en la playa de Sotavento durante toda la temporada, pero es durante la celebración del Mundial cuando más efectivos trabajan para garantizar la seguridad a lo largo de varios kilómetros de playa. Se trata de un equipo humano especializado que se ocupa cubrir en exclusiva la seguridad del área de competición.
En total son trece hombres y mujeres que no pierden de vista lo que ocurre en el agua. Al inicio de las mangas se ubican de forma estratégica entre la orilla del mar, la torreta de control y dos motos acuáticas que permanecen siempre cerca de los competidores.
Desarrollan su labor en un marco único, pero con unas condiciones especialmente duras para pasarse el día vigilantes bajo el sol. “El viento sopla a diario con una media de 30 nudos, lo que complica bastante nuestra labor, pero tenemos socorristas muy preparados y acostumbrados a las condiciones extremas” asegura Yeray Diepa, uno de los encargados del equipo salvamento.
Condiciones extremas que requieren una dedicación especial. “Durante la competición de Kitesurfing debemos estar mucho más pendientes ya que es más habitual que caigan cometas y las líneas deben ser retiradas en el menor tiempo posible. De hecho suele ser cuando llevamos a cabo más rescates", asegura Yeray.
"El windsurfing, en cambio, suele ser más tranquilo aunque este año las fuertes condiciones de viento han provocado algunas caídas y roturas de material, por fortuna ningún daño personal”, sentencia.
Los competidores son también parte fundamental de su labor diaria.
“Trabajar junto a ellos es un orgullo y un placer, ya que son los mejores del mundo, y además –afirma- son muy amables y nos facilitan mucho nuestro trabajo”.