El Dilema de Spasski, novela ambientada en una Betancuria que podría existir, se presentaba ayer en Fuerteventura

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Juan Carlos Domínguez, autor de El Dilema de Spasski, experto en Patrimonio Histórico y redactor del Plan General de la Villa, incorpora en esta novela intriga, esoterismo, amor y patrimonio histórico, combina crítica al urbanismo con una visión satírica del ecologismo, e introduce la metáfora desde una partida de ajedrez para lanzar una historia que comienza con un misterioso suceso, acaecido en el famoso Convento de San Buenaventura de Betancuria durante una excavación.


Todas estas consideraciones salieron a relucir en el acto de presentación del libro celebrado ayer en el Centro Bibliotecario Insular, en el que se dirigieron a un público numeroso el consejero de Economía, Hacienda y Nuevas Tecnologías del Cabildo, Antonio Mesa, en representación del órgano anfitrión, Gonzalo Cabrera, que trasladó una introducción a la novela y al autor en las notas enviadas por el actual viceconsejero de Infraestructuras Turísticas del Gobierno de Canarias y ex senador por Fuerteventura, Miguel Cabrera, el editor de la obra y amigo personal del autor, Enrique Jiménez, y así el propio autor, Juan Carlos Domínguez.

La Villa de Betancuria, reivindicada últimamente como la capital histórica de Canarias, dispone en El Dilema de Spasski un escenario fiel a la realidad –en opinión del autor, que tras años de trabajo conoce sus valores culturales a la perfección, “apenas ha experimentado cambios en los últimos años”-, pero que de llevarse a cabo el planeamiento en tramitación podría contar en el futuro con el Auditorio, la piscina o el túnel, todos ellos elementos que sí aparecen en el desarrollo de la novela.

En cuanto al estilo, Gonzalo Cabrera, en nombre de Miguel Cabrera destaca, “el excelente pulso de narrador y la autenticidad de los diálogos de J. C. Domínguez”, al que como allegado se refiere como ‘Pífano’. Según Cabrera, Las referencias culturales a Fuerteventura, su gente y sus paisajes son incontables, cuando refleja con verosimilitud los ambientes históricos de Betancuria, introduce satíricamente apellidos majoreros representativos, o retrata la figura del ecologista o del urbanizador inconsciente”.
De la misma opinión es Enrique Jiménez, al destacar ayer el talante humorístico que demuestra el autor cuando, junto a la denuncia política alrededor del uso del territorio y el patrimonio, ofrece también una visión satírica de ese ecologismo jacobino y sin sentido, y aunque habla de amor y misterio, “está presente ese humor, canario, socarrón, que preside todo el texto”.

El editor se refirió también al dilema de la novela canaria, precisando que, en este caso, “aunque la historia transcurre desde luego en Canarias, se aleja de los estereotipos de la canariedad para hacer una novela de ámbito más amplio, aunque por supuesto la identidad está ahí, y en una forma ciertamente novedosa”. En este sentido, añadió, la novela incorpora la personalidad e imaginación de las gentes de Fuerteventura, tan arraigados a un rico imaginario de tradición oral majorera.

Por último, el autor aceptó las interpretaciones pero destacó que su intención fue, como lector exigente, hacer una novela que pudiera ser divertida. “Con el dilema de Spasski siempre tuve en cuenta el punto de vista del lector. Inevitablemente el resultado tiene mucho de uno mismo y de sus preocupaciones, y ahí es donde entran las referencias a los medios de comunicación o el urbanismo. En lo que se refiere a la gente de la Isla, estaré feliz si pudiera dejarles un libro que sirviera para querer más a Fuerteventura y a Betancuria”, dijo Domínguez.

El dilema de Spasski está incluida en la colección Tid Maior, diseñada por Ediciones Idea para autores como J.C. Domínguez, que narran grandes historias y que necesitan explayarse sin estrecheces ni angostas limitaciones; porque la calidad no está reñida con la cantidad y porque cuando una obra apasiona, desearíamos que fuera voluminosa e interminable.

Juan Carlos Domínguez nació en Las Palmas, en 1951. Estudió Derecho en la Universidad de La Laguna participando activamente en el movimiento estudiantil antifranquista. Posteriormente fue abogado laboralista. Entre 1985 y 1993 fue profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En 1993 fue nombrado Director General de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias y posteriormente dirigió el Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo Insular de Gran Canaria. Experto en urbanismo y gestión del patrimonio cultural, es coautor de la Guía del patrimonio arqueológico de Gran Canaria, y del cuento Soñando volcanes y estrellas, traducido a varios idiomas. El dilema de Spasski es su primera novela.