Los descendientes de este vecino de Corralejo
participaron en la inauguración del acto de restauración del edificio más
antiguo del pueblo, recordando la vida de un emprendedor que además de molinero
y carpintero, tenía cultivos y ganado, y comerciaba entre Lanzarote y Fuerteventura
11 de junio de 2015
En 1898, al
norte del caserío pesquero de Corralejo y sobre un tablero de jable, Domingo
Estévez levantó su molino "mano a mano, piedra a piedra. Este molino lo
hizo mi abuelo. Yo entre aquí con un chupete, y recuerdo ver venir a la gente a
moler grano y llevarse el gofio, y muchas veces, cuando había necesidad, mi
abuelo no les cobraba", relató ayer Gregorio Santana Estévez, octogenario,
hombre de la mar y uno de los nietos vivos del molinero.
Ayer tarde se inauguró
oficialmente el Molino de Domingo Estévez una vez restaurado, en el marco de la
colaboración entre el Cabildo de Fuerteventura y el Ayuntamiento de La Oliva. Además
de recuperar el molino, esta actuación se ha resuelto habilitando una plaza
pública en el solar en que quedó enmarcado el edificio, hoy en mitad del casco
urbano de la localidad turística, tras quedar abandonado allá por la década de
los años 70 del siglo pasado.
"Mi abuelo
no sé lo que diría, pero yo lo encuentro muy bonito y precioso. Muchas gracias
al Cabildo y al Ayuntamiento", declaró ayer don Gregorio, que asistió al
acto acompañado de su hermana y también nieta del molinero, Francisca Santana
Estévez, su mujer, Cruz Carballo Santana, y otros como Guillermo Morera, bisnieto
del molinero, entre otros muchos descendientes y vecinos del lugar.
Domingo Estévez
fue un hombre adelantado y emprendedor, que además de molinero y carpintero de
ribera, "era un hombre de campo que tenía cultivos y cabras. También tenía
barcos y comerciaba con las tabaibas y otras cosas". Desde el taller
encargado de la restauración de la maquinaria de molienda, el maestro carpintero
Domingo Molina se sorprendió al terminar los trabajos de la habilidad y el
ingenio de las gentes de la época: "es increíble cómo pudieron hacerlo sin
las herramientas que tenemos hoy".
Para Mario
Cabrera, presidente insular, la presencia de este molino es "un ejemplo
del papel que jugó el Estrecho de La Bocaina en la transición hacia la
modernidad", haciendo referencia al enlace marítimo que al parecer
permitió trasladar desde Lanzarote hasta Fuerteventura la maquinaria de molturación
que luego levantó el propio molinero. Fue el primer molino del pueblo –más
adelante se levantarían dos molinas-, y de las habilidades de Domingo Estévez
habla a las claras hablan características singulares que no se encuentran en estructuras
posteriores, como son las aspas abatibles construidas en madera, en lugar de
las velas de lona habituales.
Añadió Mario
Cabrera que "esto es lo más antiguo de todo Corralejo, más incluso que las
casas más antiguas. Este edificio ha visto pasar tres siglos, y haberlo
recuperado nos recuerda que nuestra esencia y nuestras raíces no las podemos
perder, porque son las bases de un desarrollo que debe respetar nuestra cultura
y nuestras tradiciones. Esta herencia tenía que seguir viva para recordarnos quienes
somos".
Claudina
Morales, alcaldesa de La Oliva, valoró que "con mucho sacrificio, nuestros
antepasados fueron capaces de hacer este tipo de obras de ingeniería, en una época
de subsistencia en que este tipo de ingenios permitían a las familias salir
adelante. Hoy, este molino nos recuerda que Corralejo era y sigue siendo un
pueblo luchador. Con su restauración no sólo recuperamos un espacio público
para el pueblo, sino una parte de nuestro patrimonio e historia.
Morales tuvo
palabras de agradecimiento para la familia Beckelar, de origen belga, que poseía
el edificio y el solar antes de ser adquirido por el Ayuntamiento para poder
acometer la restauración. Su colaboración fue fundamental para poder hacer una
permuta, y adquirir directamente este solar ubicado en suelo urbano, que de
otras forma hubiera sido inviable. Desde el principio nos enviaron fotos y nos
dieron facilidades".
Los descendientes
del antiguo propietario, Paul y Anne beckelar, enviaron una nota para este acto
en que recordaban "que este molino siempre gustó a mi padre. Esperamos que
sea un espacio de encuentro para turistas y vecinos."
La consejera de
Obras Públicas del Cabildo, Edilia Pérez, realizó un recorrido por el proceso
necesario para poder materializar un proyecto de restauración que culmina la recuperación
de los tres antiguos edificios de molienda de Corralejo, tras la Molina de
Manolo Hierro finalizada en diciembre de 2014 y la Molina de Juan Morera,
rehabilitada algunos años atrás.
Restauración del molino de Domingo Estévez
La restauración
del molino de Domingo Estévez se ha completado tras la recuperación de toda su
maquinaria en el taller que regenta el carpintero Domingo Molina en La Matilla,
unos trabajos que comenzaron el pasado mes de febrero, y la habilitación de una
plaza pública en el solar donde se ubica, entre las calles Pizarro, Isaac Peral
y Baja del Mejillón.
La plaza cuenta con
accesos a pie desde sus distintos flancos (con un paseo de piedra molinera y
baldosas, y escaleras en las zonas más bajas), así como también el propio molino, que queda encuadrado en lo
alto de una pequeña loma ajardinada. El arquitecto técnico que se ocupó de
redactar el proyecto fue Marcos Alonso Rodríguez.
El proyecto de rehabilitación
del Molino de Domingo Estévez y la ejecución de la plaza pública ha contado con
una inversión de 171.000 euros por parte del Cabildo, destinada a contratación
de las obras. Por su parte, el Ayuntamiento de La Oliva ha realizado también una
importante aportación al adquirir la propiedad del inmueble y del solar, y
asumiendo la dirección de las obras.
Con respecto a
la restauración de la maquinaria del molino, llevada a cabo en el taller de Domingo
Molina, a pesar de su avanzado estado de deterioro fue posible recuperar elementos
de este molino de pequeño tamaño como una parte importante de las aspas, las
dos piedras de moler, la rueda dentada, el eje, el freno o el husillo. Otros elementos
como el capacete y el timón, la tolva o la balsa, entre otros, debieron ser
reproducidos, pero siempre bajo la idea de recuperar todo lo que sea
recuperable, la madera, por supuesto, y los hierros también", valoró el
carpintero que se ocupó de los trabajos junto a su asistente Félix Miranda, en
su taller de La Matilla.
Domingo Estévez, un carpintero de ribera que
hizo de molinero
La arquitecta
técnico Teresa Hierro, natural de Corralejo y descendiente de Manolo Hierro,
quien regentaba en el mismo pueblo la molina que hoy lleva su nombre, ha
contactado con la familia de Domingo Estévez y rescatado parte de su historia, además
de realizar una descripción técnica que se reproduce al completo en el
siguiente texto:
<<En Corralejo existen un molino y dos
molinas. Primero se construyo el molino 1898 y las molinas a partir de 1925.
D. Domingo Estévez Rodríguez es el propietario de
este molino. Nació en 1878 en Lanzarote y murió en 1963. Se caso con Dª. Felisa
Gonzalez de Armas y tuvieron cuatro hijos. De profesión era carpintero de
ribera (de barcos) y además tenía barcos con los que realizaba comercio entre
las islas de Lanzarote y Fuerteventura. Este dato según la familia hace posible
que la maquinaria fuese trasladada desde Lanzarote. En los años 80 la familia
la vendió y tras varios dueños hasta el 2014 que su propietario era un
extranjero. En la actualidad es propiedad del Ayuntamiento de la Oliva.
Este molino de viento tradicional, es una
edificación de planta circular y forma troncocónica, realizado con piedra,
barro y cal. La edificación se corona con una caperuza de madera que gira por
medio del timón, orientando las aspas al viento. El molino se compone de dos
pisos. En el inferior se guardaban los útiles y herramientas empleados por el
molinero y se recogía el grano; en el superior se aloja la maquinaria de
molturación. Para acceder al piso superior se utiliza una escalera de madera colocada
en el exterior. Es uno de los más pequeños que existen en Fuerteventura.
Es un molino de cuatro aspas. Las aspas estaban
constituidas por una estructura de madera sobre la que se colocaban tablas de
madera rectangulares y de diferentes dimensiones que hacían de velas y se
encajaban en unas puntas de madera. La
cantidad varía en función del viento, es decir, a menor viento más piezas.
La maquinaria de molturación esta realizada
fundamentalmente en madera, aunque también se utilizan piezas de hierro, configurando
un complejo engranaje, cuya función era multiplicar la fuerza del giro de las
aspas y transmitirla a la piedra móvil, o moliente y producir la molienda.
Las aspas, impulsadas por la fuerza del viento,
hacían girar una rueda dentada que, a su vez, movía un carrete circular llamado
husillo. Éste enlazaba con la piedra moliente, a través de un eje metálico
incrustado en una pieza rectangular de hierro, llamada lavija, adherida a la
cara interna de esta muela. Este eje transmitía el movimiento a la muela
superior, haciéndola girar sobre la inferior, produciendo la trituración del
grano.
El proceso de molienda se realizaba vertiendo el
grano en la tolva, de donde pasaba a la canaleja, que lo conducía hasta las
muelas. La harina o gofio resultante caía por un cubo al piso inferior, donde se
recogía en sacas y costales.>>
Por Teresa
Hierro Hernández
Recuperados los tres edificios de molienda
de Corralejo
La colaboración
entre el Cabildo y el Ayuntamiento de La Oliva ha permitido recuperar los tres
edificios que se usaban antiguamente para la molienda de grano en Corralejo. Se
trata de la molina de Juan Morera, rehabilitada hace unos años, la Molina de
Manolo Hierro que fue restaurada y trasladada a la nueva plaza José Antonio
Umpiérrez en diciembre del año anterior, y ahora el Molino de Domingo Estévez,
que quedará finalizado antes de los meses de verano.
El molino y las
dos molinas se erigían décadas atrás en el tablero de jable, al norte del
caserío de Corralejo, para captar los vientos alisios imperantes. Con el paso
de las décadas y la llegada del desarrollo a la localidad, quedaron encuadrados
en el interior del casco urbano.
Otro dato
recabado por Teresa Hierro que es el Molino de Domingo Estévez es el más
antiguo de los tres, pues su construcción data de 1898. Las otras dos molinas fueron construidas a
partir de 1925.
Los molinos y
molinas de viento han pasado a formar parte del paisaje majorero, como testigos
mudos de un pasado en el que desempeñaron un importante papel económico. En
Fuerteventura se fueron construyendo a lo largo de la geografía insular,
especialmente en la zona centro-norte, desde finales del siglo XVIII y
principios del XIX, y en respuesta a las necesidades climáticas y
socioeconómicas de la Isla. La presencia constante de los vientos alisios, que
constituían su fuente de energía, y la tradicional economía cerealista de la
Isla, favorecieron la implantación de estas edificaciones.