Aparecen
paramentos de lo que podría ser la fachada del convento y restos de
cerámicas de los siglos XVI y XVII, además de tejas, baldosas, ladrillos
y argamasa
El
convento de San Buenaventura es uno de los enclaves históricos de mayor
trascendencia que se conservan en la actualidad, no solo en
Fuerteventura sino en el conjunto del Archipiélago. A pesar de su
relevancia para la historia de Canarias, se ha visto relegado a un
secular olvido que ha favorecido su deterioro progresivo. La
intervención arqueológica en curso inicia un plan de actuación centrado
en la investigación que permita recuperar sus valores históricos y
patrimoniales.
Se
trata de un proyecto puesto en marcha por la Dirección General
Patrimonio Cultural del Gobierno, con la colaboración del Cabildo de
Fuerteventura y el Ayuntamiento de Betancuria, a cargo de la empresa
especializada Tibicena, La intervención implica el desarrollo de
diferentes actuaciones que tienen que ser articuladas en el marco de un
proyecto de alcance. La primera de estas actuaciones es la ejecución de
sondeos arqueológicos en el subsuelo y de tipo mural que permitan la
generación de datos novedosos que complementen la información oral y
escrita disponible, para generar un conocimiento profundo sobre este
importante enclave.
Así
lo han podido comprobar el presidente del Cabildo de Fuerteventura,
Marcial Morales y Miguel Ángel Clavijo, titular de Patrimonio Cultural
en visita realizada hoy, jueves, día 8 de noviembre, con los medios
de comunicación a este enclave de Betancuria y al que también asistió el
primer teniente alcalde de Betancuria, Enrique Cerdeña. "La
intervención está encaminada a completar y garantizar la documentación,
investigación y condiciones de conservación del yacimiento en diferentes
campos en un proceso coordinado a partir de varias fases de
trabajo", indico Miguel Ángel Clavijo. En esta línea Marco A. Moreno
apuntó que, "la excavación arqueológica nos está proporcionando datos
con los que poder valorar la naturaleza de los restos que aún perviven
en el subsuelo. Con ello podremos determinar las zonas que tengan una
mayor riqueza arqueológica. Así mismo, permite realizar una primera
aproximación a la extensión original del espacio conventual, definir la
secuencia estratigráfica en diferentes puntos de interés del edificio,
establecer cronologías fiables mediante datación radiocarbónica y
determinar la secuencia paramental de al menos algunas zonas de la obra.
De modo que la lectura vertical sea complementaría a la realizada en el
subsuelo".
Para
Morales, "la primera fase de consolidación ya ha terminado y ahora la
Comisión de Patrimonio está debatiendo la segunda y última, que consiste
en convertir este enclave en un espacio histórico y cultural,
visitable, que pueda tener actividad cultural para dar vida al
municipio". Recordó que "Fuerteventura tiene una riqueza patrimonial
importantísima, en lo vinculado a lo religioso, y en esa dirección
venimos trabajando en intensa colaboración Cabildo, Gobierno y Diócesis
con los ayuntamientos, en este caso, el de Betancuria, que representa el
primer asentamiento religioso del Archipiélago. Por eso, las tres
instituciones estamos empeñadas en recuperar y poner en valor este
espacio que tiene muchísimo que aportar, en lo religioso, lo cultural y
lo turístico, a Fuerteventura y, por tanto, a la Historia de Canarias".
Para
el vicario de la Diócesis de Canarias, Hipólito Cabrera, "desde hace
algunos años, la Iglesia anda preocupada por su patrimonio, y en los
convenios que la Diócesis ha suscrito con Gobierno y Cabildo queremos
poner en valor lo que significa la cultura religiosa en el pueblo
majorero, y concretamente, en Betancuria".
Primeros resultados
Esta
intervención destaca por ser la primera actuación sistemática y
profesional en un edificio de estas características encaminada
a articular futuras políticas sobre su protección y puesta en uso. Se
han realizado de momento unos cinco sondeos, en dos de los cuales han
aparecido paramentos. Uno de ellos situado al Oeste, de cara a la Ermita
y al barranco que, "a priori puede ser la fachada del convento.
Ambos conservan parte de los enlucidos y parece haber una buena
conservación de la planta del claustro" explica Marco Antonio Moreno,
director de la excavación.
En
cuanto a los hallazgos arqueológicos destacan los restos de cerámicas
de los ss. XVI-XVII, material constructivo como tejas, restos de
ladrillos, baldosas y argamasas. De igual forma, se ha documentado
paredes muros en la parte norte de la Iglesia, que pudieron pertenecer a
la sacristía, o una construcción asociada a la propia iglesia. Moreno
destacó que la intervención del Juez Roldán Verdejo, "si bien sirvió
para paralizar la desaparición de los restos que en ese momento existían
en superficie, no coinciden con lo que está saliendo a la luz en esta
intervención arqueológica. De forma que parece que pueden existir muchos
más restos arqueológicos que los conocidos hasta ahora".
Iglesia convento franciscano de San Buenaventura
Sus
restos son testimonio de la profundidad de los acontecimientos
históricos que marcan el devenir insular como expresión del fin de una
era ligada a la primera ocupación humana de la isla, la etapa aborigen, y
su sustitución por un nuevo orden que significa la incorporación de
Canarias a las coordenadas socio políticas de la Europa bajo medieval.
La
importancia histórica de Betancuria, como primera capital de la isla y
de Canarias, se manifiesta en las numerosas edificaciones que aún
persisten como la iglesia de Santa María, las ruinas del convento
franciscano de San Buenaventura, la ermita de San Diego, el museo de
arte sacro, el museo arqueológico etnográfico y las numerosas muestras
de arquitectura domestica, que son testimonio del esplendor y posición
preeminente de la Villa, mereciendo su declaración como Conjunto
Histórico en 1979.
Específicamente,
por lo que al convento de San Buenaventura se refiere, constituyó la
primera fábrica conventual del Archipiélago. Su fundación, promovida por
monjes franciscanos procedentes de Castilla bajo el auspicio del papa
Benedicto XIII, se produjo en 1416, pocos años después de concluir la
anexión normanda. En esta empresa prevalecía el objetivo de afianzar
la efectiva cristianización de los aborígenes que sobrevivieron a las
sacas esclavistas y la violencia de la conquista, así como constituir un
centro misionero desde el que articular el proceso de evangelización de
las restantes islas del Archipiélago. Del convento del siglo XV apenas
sobreviven algunos cimientos de lo que fueran las celdas de los monjes
pues el conjunto fue arrasado en el ataque de 1593. Por su parte, de la
fábrica del XVII quedan los muros desnudos de la iglesia, careciendo de cubierta.
No
obstante, es difícil valorar de forma certera los componentes que aún
puedan permanecer ocultos en el subsuelo, y cual es su estado de
preservación. Por ello se propone este de estudio arqueológico,
resultando altamente probable que en el sitio persistan importantes
testimonios de los que fue la vida de este emblemático conjunto
religioso.