La técnico
responsable de este proyecto en que participan el Cabildo, la ULPGC y la asociación
de criadores de la raza impartió una charla en Feaga
18
de abril de 2015
El proceso para el
establecimiento del libro genealógico de la cabra majorera, un proyecto que
desarrolla de la Asociación de Criadores de Cabras de Fuerteventura en el marco
de un convenio de colaboración entre el Cabildo Insular y la ULPGC, ha
alcanzado los 12.000 ejemplares registrados.
La técnico veterinaria
responsable de esta iniciativa, Ángeles Marichal, ofreció ayer una charla sobre Valoración
Morfológica de la Cabra Majorera en el marco de Feaga 2015, en la que explicó que
“en este tercer año de los cinco que establece el convenio, los trabajos se encuentran
bastante avanzados, e incluso ya han comenzado a valorarse las cabras de recría”,
es decir, la segunda generación de los ejemplares registrados en el libro.
Aun así queda trabajo por delante, pues para que un ejemplar
sea reconocido completamente debe contar con dos líneas de ascendencia de pura
raza. Si los cuatro abuelos de una cabra son de raza y están registrados,
entonces el animal cuenta ya con el afamado pedigrí.
El proceso de valorización
es un trabajo titánico, que desarrollan Ángeles Marichal y su compañera Inés
Martín recorriendo una a una las 48 ganaderías que se han integrado en la Asociación
de Criadores y valorando individualmente a todos los animales que sus ganaderos quieren
inscribir.
La creación del
libro genealógico es un trabajo imprescindible para conservar la pureza de la
raza de cabra majorera, por un lado, pero también para mejorarla. El hecho de registrar
los ejemplares más puros, con su documento oficial acreditativo incluido, implica
seleccionar y preservar de cara al futuro los caracteres genéticos de los
mejores animales de una especie ya de por sí excepcional, tanto por su
resistencia a las inclemencias de un clima desértico como el majorero como por su
capacidad de rendimiento lechero en condiciones extremas.
El proyecto 'Gestión
del libro genealógico de la raza caprina majorera' que titula el convenio que
liga al Cabildo, la ULPGC y la asociación permitirá oficializar una realidad centenaria,
incluso milenaria, la labor que han desarrollado los ganaderos majoreros seleccionado
los mejores ejemplares de generación en generación.
Durante los
trabajos de campo de este proyecto se han evaluado miles y miles de animales
para poder alcanzar la cifra actual de 12.000 registrados, entre machos y
hembras. Los que superan las pruebas morfológicas son los que obtienen mejor baremación
(60 puntos o superior) quedando así certificados como de pura raza y
registrados dentro del árbol genealógico.
Aunque, como es
lógico, lo que se busca es la mayor cantidad y calidad del producto, la
morfología resulta imprescindible para la conservación de los estándares
genéticos. En este sentido, los sementales -que cuentan un menor número de
inscripciones- son fundamentales, porque son los que transmiten los tipos
genéticos.
El porcentaje de inscripciones
es, además, elevado, un hecho que evidencia el conocimiento que tienen los ganaderos sobre cuáles
son los caracteres que deben seleccionar para obtener una producción mayor y de
mejor calidad.
Una vez inscrito
un animal en el registro, sus datos se introducen directamente en la plataforma
PROGEOM, el programa informático de registro animal del Ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente que funciona a nivel nacional.
Junto a la
calificación del estándar racial (sistema mamario, apariencia general, etc.) el
libro genealógico se complementa con un estudio de la productividad lechera, un
trabajo que desarrolla la empresa regional GMR y que mide parámetros como la
cantidad de leche producida, la calidad de los rendimientos de sólidos (grasas
y proteínas) y otros secundarios como la eficacia de la producción.
La
cabra majorera, reconocida internacionalmente
Este proceso de
registro de la raza caprina majorera se ha puesto en marcha después de muchos
años y varios intentos. Destaca la importancia de que se lleve a cabo este
trabajo en Fuerteventura, no sólo por extender la raza, sino dado el interés
que ha existido por llevarse el programa genealógico a la península y registrar
la raza desde allí.
Una de las
ventajas de completar el registro genealógico en su isla de origen se relaciona
con las posibilidades que ofrece comercializar la genética de la raza. "La
cabra majorera, si está certificada, se puede vender muy bien, porque dentro
del sector se reconoce su productividad y su adaptación rapidísima a las zonas
áridas. Para exportarla a África, por ejemplo, resulta muy interesante, y ya
existen experiencias como el programa Ganáfrica del ICIA, dirigido por Juan Capote,
por el que se han trasladado a general un grupo de cabras de una cabaña para
formar a mujeres ganaderas de Senegal para aprovechar allí la productividad de
la raza majorera.
Potencial
económico
Es importante realzar
el potencial económico que tiene en sí misma la raza de la cabra majorera, no
sólo en la venta de queso y productos derivados de la leche, sino también en la
venta de los animales de pura raza, o incluso la genética de los mejores machos.
El
libro genealógico sigue su camino en toda Canarias
Después de que se
constituyera la Federación de Asociaciones de la Cabra Majorera en el año 2011,
y de que comenzara la elaboración del libro genealógico desde 2012, este
trabajo puede completarse en un plazo de entre dos y tres años más. Al cabo de
este periodo se concretará el registro fundacional definitivo de la raza
caprina majorera.
Se trata de un
procedimiento que se lleva a cabo de manera paralela en toda Canarias, no sólo
con la raza majorera sino con las otras razas reconocidas. En estos momentos se
desarrollan programas de mejora genética en toda Canarias.
La Federación de
Asociaciones de la Cabra Majorera tiene sede en Fuerteventura. La
Reglamentación Específica del Libro Genealógico de la raza Caprina Majorera se
aprobó en el BOC nº 105, de 25 de mayo de 2007. De ese mismo año data la
creación del Centro Autonómico de Control Lechero del Gobierno regional, que
coordina los procesos de las tres especies de cabra en canarias, la majorera,
la tinerfeña y la palmera.