El Cabildo de Fuerteventura formalizó esta semana la recepción de la obra de restauración y mejora de la plaza y el entorno de la ermita del Valle de Santa Inés, cuyo proyecto se había redactado conjuntamente con el Ayuntamiento de Betancuria y fue incluido en el Plan de Infraestructuras Turísticas, contando con un presupuesto de 7.617 euros.
Las obras han permitido regularizar la explanada que rodea la ermita, construyendo un pavimento de piedra natural para facilitar el acceso a los usuarios y realzar la presencia del edificio. El espacio ha quedado además delimitado por un muro de mampostería, dotado de iluminación y jardinería, y equipado con bancos y papeleras para el descanso de los visitantes. También se han aprovechado las obras para realizar las canalizaciones eléctrica, de riego, etc. La obra se ha completado con mobiliario , bancos, papeleras, luminarias, etc.
El presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera, explicó que “el Ayuntamiento de Betancuria planteó este proyecto porque servirá para realzar y mejorar la propia imagen y el entorno de la ermita, que tiene la consideración de BIC. En la propia ermita ya se había venido trabajando en los últimos años restaurando su patrimonio artístico, y ahora se complementa todo ello con el exterior”.
Por su parte, el alcalde de Betancuria, Marcelino Cerdeña, apuntó que la cercanía del Centro Cultural, con la plaza y la propia ermita “completa un entorno abierto, atractivo para el visitante pero también que proporciona muchas posibilidades para actividades de dinamización cultural, festiva, etc”.
Un edificio singular
La ermita de Santa Inés debe su nombre a que fue construida por deseo de Dña. Inés Peraza, que, junto con su marido Diego García de Herrera, ostentó el señorío de la isla en el siglo XV. La fiesta de Santa Inés tuvo gran relevancia en el pasado para toda la isla, debido a que durante la misma se celebrara un importante acto: la elección de los dos regidores cadañeros del antiguo Cabildo, llamados así porque su mandato duraba un año. Eran representantes de los vecinos en aquella institución, que tenía su sede en Betancuria, y cada 21 de enero eran elegidos por los vecinos en la ermita de Santa Inés, después de la misa.
Se elegía uno por la banda de Guise y otro por la de Ayose, con asistencia de los miembros del Cabildo y del señor de la Isla. Esta costumbre desapareció desde el siglo XVII.
La edificación es de nave única, sin capilla diferenciada, de planta cuadrangular (14 x 8 m) a la que se le ha añadido una sacristía lateral cuadrada (5,80 x 5,80 m). El aparejo utilizado en la confección de sus muros es la mampostería encalada, alternada con la cantería, utilizada en los sillares esquineros y vanos. Presenta dos ingresos constituidos por arcos de medio punto, sin decoración; el principal en la fachada, al poniente, y el lateral en el costado del Evangelio, al norte. La cubierta es artesonada con tirantes sobre ménsulas. Se corresponde al exterior con otra a dos aguas en teja árabe, interrumpida por la espadaña en el lado norte del imafronte. En el interior presenta dos altares de cantería y cal, las Ánimas y la Virgen de los Dolores.