Fuerteventura.- El Auditorio insular proyecta el 26 de junio el documental 'Los Reyes', dirigido por el dúo Bettina Perut e Iván Osnovikoff

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El Auditorio insular de Fuerteventura, situado en Puerto del Rosario, acoge el día 26 de junio, a las 20.30 horas, la proyección del documental Los Reyes, dentro de las actividades organizadas por el Cabildo de Fuerteventura, a través de la Consejería de Cultura, que dirige Juan Jiménez.
El dúo Bettina Perut e Iván Osnovikoff, que dirige este documental, ha destacado por el riesgo y la creatividad en sus temas, tratamientos y puntos de vista. Con ocho largometrajes a su haber, su recorrido poético está lleno de puntos de giro y mutaciones que han acompañado las transformaciones tecnológicas y culturales de su época, desafiando las premisas más estables y conservadoras de aquello que se entiende por cine documental. Destacan en su filmografía títulos como Chi-chichi Le-le-le Martín Vargas de Chile (2000), Un hombre aparte (2002), Welcome to New York (2006) o Surire (2015). Los Reyes (2018) es su último largometraje.

Los Reyes es el skatepark más antiguo de Santiago de Chile. Pero los verdaderos reyes de esta historia son Fútbol y Chola, dos perros que han convertido en su hogar este espacio abierto lleno de patinetes y adolescentes rebeldes. A Chola le apasiona jugar con pelotas que encuentra por ahí. Las coloca en el borde de las piscinas donde los patinadores hacen sus trucos y las atrapa justo antes de que caigan. Fútbol, el perro más viejo, la mira con impaciencia y ladra sin parar para que Chola deje caer las pelotas. En el mismo momento, pero fuera de cuadro, escuchamos las voces de los adolescentes hablando de sus vidas y explicando sus historias, a veces cómicas y, otras, dramáticas. El resultado final es una película que retrata un microcosmos muy particular visto desde el prisma de una pareja de perros que se aman y viven rodeados de insectos, coches, motocicletas y adolescentes. Todas estas dimensiones se relacionan para crear una gran experiencia cinematográfica donde, igual que en una tarde patinando o tomando el sol en el parque, se respira libertad en medio de un mundo a menudo demasiado estresante.