El bosque imaginario de
Toño Cuesta se instala en las salas de la Casa de los Coroneles, en Fuerteventura
La exposición, que sumerge al espectador en realidades soñadas, se podrá visitar desde el viernes 15 mayo al 18 julio
La exposición
Naturaleza: Un bosque imaginario del
artista Toño Cuesta
adentra al espectador en parte de su mundo. Un mundo misterioso, donde
sus colores,
la ondulación y la composición marcada por la línea curva cambian según
se suceden las estaciones. Estas pinturas que penetran la mirada en sus
realidades soñadas, en busca de su propia esencia, se podrán disfrutar a
partir del
viernes, 15 de mayo, y hasta el próximo 18 de julio, en las salas de este espacio histórico artístico de
la isla de Fuerteventura.
Como la mayoría de los artistas canarios,
Toño Cuesta, se siente profundamente atraído por la esencia del paisaje del Archipiélago y en torno a a estos recursos estéticos elabora su
obra –fundamentalmente pictórica-. En ocasiones, como sobrevino en su última exposición, Agua
y Mar, trabaja en torno a la
búsqueda de la “complementariedad” entre las artes, manifestando la
relación existente entre los diferentes géneros y las múltiples
posibilidades que tienen de complementarse entre sí, para
dar mayor elocuencia a la expresividad de sus cuadros.
Trabaja
sus obras de manera progresiva, pues mientras se encuentren en el
estudio van tomando forma a medida que discurre el tiempo.
Un objeto artístico que como toda obra tiene un comienzo, pero no un
final. Un final que va tomando forma paulatinamente con sus
modificaciones.
Según
Luz Mª Albelo, Pablo Frade y Miguel Ángel Robayna, la pintura de
Antonio Cuesta, de sólida formación académica imbuida de su sello
creativo,
hunde sus raíces en una visión reflexiva y profunda sobre la relación
del ser humano con la naturaleza; no es de extrañar esta preocupación en
un pintor curtido durante muchos años en las aulas, desde las que ayuda
a desarrollar en su alumnado cualidades que
el sistema educativo normalmente no contempla, y provocando en ellos su
espíritu crítico.
En
esta exposición, Antonio Cuesta nos invita a zambullirnos en la
profundidad de un “mar” incierto de árboles que juguetean con la luz y
la oscuridad
y con la diversidad de los colores, hundiendo nuestros sentidos en un
cúmulo de sensaciones visuales, táctiles, olfativas y auditivas, a
través de una maraña de troncos y ramas que recorren las cuatro
estaciones y el transcurrir del día. La mirada es forzada
a trasladarse al abismo misterioso de nuestro interior, de nuestros
recuerdos, de los sueños y de la fantasía.
Toño
Cuesta nos enseña a redescubrir algunas sutilezas de los árboles y las
plantas, que se levantan sobre los detritus y las ruinas de la vida,
donde
el viento no se queja, matizado también. Este recorrido que, desde sus
inicios el pintor viene realizando es, en realidad, una larga
indagación, artística y filosófica, que escudriña al ser humano desde
fuera: Desde sus objetos construidos, acercándose poco
a poco a su reflejo en las aguas luminosas, hasta el tronco y las
raíces de la naturaleza donde, misteriosamente, por fin se encuentran
Antonio Cuesta Villén, Valencia 1957.
En
1976 ingresa en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos, BB.AA,
Valencia, finalizando sus estudios en 1981 con la especialidad de
Pintura y Grabado calcográfico.
Posteriormente realiza la licenciatura con la tesina De la Idea a la Realidad.
Desde
1982 reside en Gran Canaria, donde ha trabajado de comisario, diseñador
e ilustrador, con numerosas publicaciones que avalan su trayectoria.
Actualmente
ejerce como catedrático de dibujo en el I.E.S Siete Palmas, en Las
Palmas de Gran Canaria.
A
lo largo de su trayectoria, Toño Cuesta, ha realizado numerosas
exposiciones individuales en municipios de Italia, Valencia, Madrid,
Valladolid, Tenerife y
Gran Canaria. Muestras itinerantes como Máquina en Circuito (1990), Dos pintores, Dos propuestas
(1990). Ha participado en colectivas, entre las que destacan las del Grupo Espiral como
Encuentro Blanco-Experiencia por la Paz (1991), o Muestra homenaje al pintor Rafaely,
Las Palmas (1992).
Ha
realizado numerosos trabajos como muralista entre lo que se encuentran:
el Mural Homenaje a Olof Palmes, Las Palmas de G.C, Murales en el
proyecto
Mar Adentro Las Palmas, 1990, o el Mural para el Sindicato Libre
de la Marina Mercante (SLMM) ,Valencia, entre otros muchos. Algunas de
sus obras se encuentran en museos como el de San Pio V, en Valencia, y
el Museo de Arte Moderno de Brindisi, Italia.
Ha sido galardonado con el 1º premio de pintura nacional de la ciudad de Las Palmas, en 1990, seleccionado también en el 3º
Certamen de pintura Puerto de la Luz, El Mar, 1998, y 6º en el Certamen de Pintura Puerto de la Luz, La Pesca, 2001, entre otros.