•
El trío de raperos compuesto por El Bejo, El
Crema y Uge acapara los elogios en una noche de auténtica fiesta de locura
playera
Foto de Carlos de Saá
•
El excelente directo de Cycle y la energía
de Movits completaron una primera noche en la que también destacaron por
méritos propios los locales Alisius, Familia Flotante y Bocinegro
Foto de Carlos de Saá
La
primera jornada del Festival
Fuerteventura en Música (FEM2017) tuvo nombre propio: Locoplaya. El trío de raperos herreños, en el día de la Bajada de
la Virgen, celebró su particular liturgia muy lejos de la ermita de La Dehesa,
ataviados con material playero, cada uno con su albornoz, flotadores de
llamativos colores, alguna colchoneta y regalando caramelos y bollería. Eso y
sus rimas fáciles, casi onomatopéyicas, repetidas a coro por una multitud que
copaba las primeras filas desde bien temprano para ver sobre el escenario de El
Cotillo a esta auténtica revelación del trap (¿existe realmente?).
Foto de Carlos de Saá
Su
concierto, corto para sus fieles, respondió a la premisa que pactan antes de
comenzar la ceremonia: locura en la playa. Y así fue en una noche que partió
con un viento que amenazaba con restar público y erigirse en protagonista, pero
que al final solo fue parte de la juerga locoplayera a la que también se
unieron Alisius, Familia Flotante,
Bocinegro, los suecos Movits y Cycle.
El
FEM, una de las principales apuestas culturales del Cabildo de Fuerteventura, ha hecho de nuevo un gran esfuerzo para presentando
mejoras en las infraestructuras que le hacen único y diferente, tanto en el
diseño de su escenario como en la prestación de los servicios audiovisuales, a
la altura de los mejores festivales del país. Sin duda, ayer uno de los
comentarios más extendidos entre los asistentes fue el extraordinario diseño,
el decorado de la carpa, sus juegos de luces y pantallas de led en el frontal
del escenario, y el excelente sonido, obra de la empresa Audiolux, bendecido por
todos los grupos.
Foto de Carlos de Saá
Alisius tuvo
el honor de abrir el FEM2017. Banda con apenas dos años de existencia, reúne a
músicos experimentados formados en otros proyectos, procedentes de diferentes
lugares, pero con una premisa común: el rock. Roberto (voz), grancanario de
Maspalomas, fue miembro de reconocidas bandas de funk y rock y controla el
espacio escénico con pericia; Raúl (guitarra) deja entrever sus querencias por
el rock progresivo en cada acorde, en cada solo; Guillén (bajo), un clásico del
rock madrileño durante los 90; y Jordi (batería y percusión) con experiencia en
varias formaciones de versiones, son una sólida base rítmica. Construyen sus
propios temas con gusto, sin fisuras y con un sólido directo. Se quedaron con
ganas de más. Y nosotros también.
Foto de Carlos de Saá
La
Familia Flotante tomó el relevo cuando la playa ya se estaba
llenando. Con sus ritmos desenfadados, capaces de viajar de la bossa brasileña
a la cumbia porteña, con escalas en el reggae jamaicano, lograron hacerse poco
a poco con el público. Excelente directo, músicos expertos, esta banda compuesta
por Alejandra Batista a la voz, Andrea Capoccia a la guitarra semiacústica,
Gabriel Cavallini al saxo tenor y saxo barítono y Riccardo Capelli a la batería,
nació hace dos años en la isla de Fuerteventura como un encuentro espontáneo de
músicos con diferentes trayectorias musicales, experiencias y formación que
unieron su pasión por la música en un espectáculo de calle lleno de vida.
Foto de Carlos de Saá
Bocinegro es
puro blues, de raíz, del delta. Rara avis en una tierra poco pródiga en estos
días a cultivar los ritmos más puros, hacen de su down home un viaje lisérgico,
una especia de rock hipnótico y tántrico, circular, que empieza y termina en el
mismo sitio, en el mismo acorde del que parte. Excelentes músicos, Imma
Costanzo (voz, Napoles), Jordi Benito (guitarra, Barcelona), Raúl González
(percusión, Asturias) y David Llop (guitarra, Barcelona), rindieron un precioso
homenaje al blues acústico de la posguerra y a los grandes intérpretes del
género, desde África hasta Norte América.
Foto de Carlos de Saá
Con
Locoplaya se acabó el rock. Este
trío de rap formado por El Crema, El Bejo y Uge torcieron los ritmos hasta
descoyuntar al personal con su rap costumbrista, plagado de términos tan
canarios como las chácaras de su isla natal, El Hierro. Ataviados con albornoces,
flotadores y colchones de playa, se encargaron de montar una animada fiesta
justo de ese mismo instante. Canciones pegadizas, con estribillos coreados por
media playa, supieron recrear en cada tema la esencia del verano. Como pez en
el agua, en su hábitat natural, a pocos metros de la costa y sobre la arena de
La Concha, Locoplaya marcaron un nuevo camino en el devenir del FEM y cerraron
su atípico recital de forma coherente con sus formas, repartiendo sandías entre
las primeras filas.
Foto Carlos de Saá
Movits! fue
una de las gratas sorpresas de la noche. Con una propuesta que se fundamenta en
el rap y que aborda otros estilos como el swing, el jazz, el reggae o el drum’
n bass, su directo tiene mucha energía, visualmente es muy atractivo por las
coreografías de sus vientos y la permanente movilidad de su frontman y
excelente cantante, Johan Jivin’ Rensfeldt, que a fuerza de interactuar con el
público acabo por meterse en el bolsillo a una audiencia que se había quedado
con más ganas de Locoplaya. Temas propios, casi todos cantados en sueco, alguna
versión (de Placebo) y guiños incluso a Suzanne Vega. La base del grupo la
forman su vocalista y Anders Rensfeldt (su hermano) que también toca la
guitarra eléctrica, percusión, hace las bases desde su posición de Dj, pero
también se transporma en MC en algunas canciones, aportando mucho color al
grpo. Todo un descubrimiento.
Foto de Carlos de Saá
Cycle, vetarana
banda nacional formada por el reconocido productor David Kano, el cantante y
actor Luke Donovan, la cantante y actriz La China Patino y el guitarrista
Juanjo Reig, pusieron el broche final a la noche con su habitual descarga de
electrónica y guitarrazos de rock. Un show potente cargado de hits, de
auténticas piezas rompepistas. Mucha profesionalidad en la banda más importante
de electrobreak que ha dado este país y que no deja indiferente ni parado a
nadie. Es inevitable moverse al ritmo de canciones que saben encontrar la pausa
para a renglón seguido, encontrar la intensidad suficiente para que llegue a continuación
una especie de catársis, de éxtasis multitudinario, casi orgíastico y
orgásmico.