“Un solo caso ante el
que no se actúa, es el peor de los fracasos del conjunto del sistema y la comunidad educativa”, señaló la diputada majorera.
La
diputada del Grupo Nacionalista Canario, Lola García, planteó ayer en
el Parlamento de Canarias la necesidad de extender las iniciativas que
la Consejería
de Educación y Universidades viene desarrollando en materia de acoso
escolar fuera de los centros al entorno social, “a través de
instituciones como los ayuntamientos y entidades como colectivos
sociales”.
Lola García intervino ayer tarde en el Parlamento de Canarias en una comparecencia de la consejera Soledad Monzón
sobre el Servicio de Prevención y Ayuda contra el Acoso Escolar planteada por el Grupo Popular.
Señaló la diputada majorera que
más allá
de la alarma puntual “debemos tener claro que a diario, en cada centro
educativo, en cada cancha deportiva, en cada plaza, en este mismo
momento, pueden estar produciéndose casos de acosos
del denominado de baja intensidad, que a la postre lo que hacen es
extender el germen violento y agresor entre los jóvenes como forma de
relación y resolución de problemas”.
Alertó que sus consecuencias
influyen de forma determinante sobre el desarrollo personal de jóvenes
que luego, ya como adultos, siguen arrastrando secuelas relevantes y
contribuyendo a reproducir pautas de comportamiento.
Durante su intervención, Lola
García subrayó que Canarias ha sido una de las comunidades autónomas
pioneras en el trabajo para la erradicación de la violencia entre
jóvenes, con una atención especial en el ámbito educativo.
La Consejería de Educación cuenta con un equipo de profesionales
especializados en la problemática de acoso escolar que presta
asesoramiento y orientación a los demás agentes educativos de la
Comunidad Escolar (padres, madres, profesorado…). El servicio dispone
incluso de un número telefónico para facilitar el acceso y la
intervención ante posibles denuncias.
De ahí la posibilidad de extender estas acciones buscando la coordinación con otras entidades. “Hay
que educar a los jóvenes frente al acoso escolar, pero al mismo tiempo
tenemos que educarnos los adultos, porque nuestros comportamientos son
los que ellos reproducen”.
Destacó
además Lola García que “un solo caso de acoso escolar no detectado, y
ante el que no se actúa, es el peor
de los fracasos del conjunto del sistema y la comunidad educativa, por
encima de todas la reformas legislativas que quieran plantearse y de
todos los colegios que vayamos a construir”.