El pastor evangélico Ángel Hernández, líder de la MisiónCristiana Moderna Fuerteve
El carismático pastor, que
se define como “persona sensible al dolor humano”, recibe este premio y
otros reconocimientos como “la remisión del honor quitado”
sobre todo en los inicios cuando sufrió ataques y rechazo por parte de
la clase política y también de la sociedad majorera.
Ahora lidera una
Iglesia conformada por más de 2.000 personas integradas en 300 grupos
repartidos por la orografía insular y se siente satisfecho por los
servicios que presta “a cualquier hora del día y cualquier día del año”,
en albergues, centros de acogida, banco de alimentos y guagua aseo,
entre otros.
Aunque prefiere “toda esa labor que no se ve” y que está
dirigida a “evitar suicidios, acompañar enfermos, dar alimento…”. Su
personalidad arrolladora le lleva a tener férreos defensores que
aseguran que sin la acción que desarrolla la Misión “la isla sería una
hecatombe” mientras otros desconfían y critican que se trata de una
secta.
Un término que se debe a la “ignorancia” según el pastor quien
reivindica la democracia existente en el seno de la organización
mientras insiste “No soy dueño y señor de la Misión Cristiana Moderna”.
